ORGULLO, PREJUICIO Y WALKIETALKIES

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Iruka pasó los dos siguientes días repasando las necesidades del programa que se ensayaba el jueves. El martes le tocó salir a hacer compras para la entrevista que tenía que preparar para la semana siguiente, y el miércoles se dedicó a buscar todo lo que había comprado la anterior atrezzista para el ensayo de aquel mismo jueves. Se pasaron los dos días volando.

El ambiente en la oficina era genial, se llevaba bien con Shizune y había conseguido conocer un poco más a Genma y a Sai, ya que comía con todos ellos al mediodía, y todo el mundo era amable con él, suponía que por ser su primera semana. Además había tenido la suerte de no encontrarse con aquel desagradable personaje. Iruka recordaba aquella mirada por encima del hombro como si la tuviera tatuada, y cada vez que pensaba en ello le daba más pereza que llegara el viernes para volverse a encontrar con él. Se decía a sí mismo que no pensase mucho en ello, pero le resultaba inevitable, y cada vez que se acordaba se ofuscaba de la misma manera.

«Seguro que se piensa que soy idiota o algo... Está claro que no le puedes caer bien a todo el mundo, pero hacerle esperar en la cola de la máquina de café no me parece motivo suficiente para mirarme de esa forma... menudo sobrado... »

Para cambiar de tema y pensar en otra cosa se dedicaba a chequear una y otra vez que todo el material estuviera en sus sitio y listo, se aprendía bien las posiciones de cada elemento del plató, los movimientos del mobiliario que entraba y salía de plano para las entrevistas, dónde tenía que colocar cada objeto, etc, hasta que sus responsabilidades hacían que se olvidase por completo de aquel individuo.

Cuando llegó el jueves Iruka entró a las 16 de la tarde como estaba previsto, ya que el ensayo se hacía a la misma hora que el programa del viernes, de 18 a 20, tal y como Shizune le había dicho. Llegó con un café en las manos y dejó su mochila en la silla de su escritorio.

—¿Todo listo para el ensayo? —Dijo Shizune entrando por la puerta.

Iruka sonrió nervioso al verla. Estaba leyendo la ficha de la escaleta, donde ponía exactamente a qué hora se rodaba qué y todo lo que había que tener prevenido para cada plano.

—Creo que sí, todo el atrezzo está listo, si lo que pone en la escaleta está correcto creo que no hay mucho más de lo que preocuparse...

—Perfecto... ¿Estás nervioso?

—Un poco... nunca he hecho nada en directo... —Confesó.

—Bueno, tranquilo, para eso ensayamos...

—Sí... Por lo menos hoy no vienen los presentadores...

Shizune rio divertida.

—¿Todavía estás con eso?

—Es que no me gustó nada su forma de mirarme... menudo estúpido... no tengo ganas de verle el viernes...

—Sí, a veces es un poco borde... Pero por suerte tu preocupación es que todo lo que tiene que estar encima de la mesa simplemente esté... lo demás te da igual...

—Pues también tienes razón... —Le sorprendía como Shizune siempre tenía palabras para reconfortarle.

—Vamos a llevar las cosas...

Cogieron cada uno una caja de atrezzo y se encaminaron hacia el plató. En la puerta de seguridad había un letrero con el nombre del programa en la tipografía del logo de "El visor", y un cartelito que rezaba "Silencio, se rueda" justo al lado.

Una vez dentro de plató lo primero que hicieron fue dejar todas las cosas en su sitio. Decoraron todo juntos y después Shizune le enseñó dónde se sentaban los presentadores, los colaboradores y los entrevistados.

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