Kakashi le hizo un gesto al otro lado de la ventanilla que claramente le invitaba a subir a su coche. Iruka negó con la cabeza. El presentador suspiró con pesadez y apretó un botón que hizo que la ventanilla que quedaba cerca del coche de Iruka bajase con suavidad hasta la mitad. Le indicó que bajase su ventanilla también, y el moreno sintió que no le quedaba otra opción.
Le dio a la manivela de la puerta y su cristal comenzó a bajar a trompicones.
—Sube... —En los labios de Kakashi sonó como una orden
—No...
—Sube... por favor...
—No...
—Por favor, Iruka, mira como llueve... se me va a empapar la tapicería... y tu coche no arranca... no te hagas el duro... Sube... te llevo a casa...
Iruka apretó los labios tras escuchar eso y cerró la ventanilla. Miró al frente y después miró su mochila tratando hacer tiempo para pensar. Suspiró y durante un minuto sopesó hasta qué punto era una locura subirse a aquel coche con aquel hombre.
Entendió que no le quedaban muchas más opciones.
Sacó la llave del contacto con resignación y abrió la puerta de su coche para salir deprisa y meterse en aquel deportivo negro. La puerta al cerrarse sonó tan amortiguada que apenas se escuchó. El confort de aquel coche no tenía nada que ver con su chatarra con ruedas, y casi sin querer se dejó llevar por el calorcito de la calefacción que le templó el cuerpo y le reconfortó.
Evitó mirarle a la cara, mientras que Kakashi no apartaba sus ojos de aquel perfil enfurruñado.
Pasaron unos cuantos segundos antes de que ninguno de los dos hablase, e Iruka no pensaba iniciar ninguna conversación con él. En ese momento se sentía resignado y casi humillado por haber accedido a entrar en aquel coche.
—¿Dónde vives? —Kakashi rompió el silencio.
Iruka frunció el ceño algo molesto e inseguro a la vez sin saber si debía contestar.
—¿Para qué quieres saber eso? —Preguntó con orgullo.
—No puedo llevarte a tu casa si no me dices donde vives...
Iruka se quedó callado de nuevo y observó el interior de aquel coche con un tímido vistazo. Marcó en la pantalla del navegador el GPS. Sin decir nada comenzó a escribir su dirección. Kakashi no miraba su dedo escribiendo en la pantalla táctil, sino que estaba concentrado en mirarle a él y a su gesto enfadado, tratando de desgranar cualquier cosa. Cuando terminó de escribir marcó la tecla de "Ir" y se abrazó a su mochila volviendo a mirar al frente.
—De acuerdo...
Kakashi inició la marcha y siguió las indicaciones del GPS. Los primeros minutos fueron de silencio absoluto. Iruka creyó que se salvaría si pasaban el resto del viaje así. Pero no tuvo tanta suerte. Por supuesto que Kakashi no planeaba estar veinte minutos en absoluto silencio escuchando la lluvia caer.
—Eres un maleducado, ¿Te lo han dicho alguna vez? —Kakashi rompió el silencio.
Ahora sí, Iruka reaccionó al fin y le miró frunciendo el ceño. Nunca se imaginó que aquella conversación comenzase con un ataque directo hacia él.
—¿Disculpa?
—Lo que has oído...
—Mira quien fue a hablar...
—¿Me puedes decir qué te he hecho para que siempre me hables tan mal?
—Tratarme como a un criado
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Lo que no ves
عاطفية¡De nuevo s.XXI! Iruka entra a trabajar en una cadena de televisión para un importantísimo programa. Lo que no sabe es que su vida va a dar un giro de 180º cuando conozca a su presentador.