«Ten cuidado con Kakashi, procura no acercarte demasiado a él...»
Iruka se llevó aquellas palabras a casa. Trató de no darle demasiadas vueltas durante el fin de semana, ya que prefería descansar y celebrar su primera semana con éxito en el trabajo, pero el lunes siguiente mientras se hacía el café por la mañana no pudo parar de pensar en aquella frase.
No estaba seguro de si Yamato le estaba amenazando, o si era una advertencia para protegerle de algo. La idea de aquel hombre al que acababa de conocer amenazándole parecía más que conspiranoica y absurda, al fin y al cabo no le conocía de nada y no le había dado tiempo a hacerle nada malo como para que el maquillador se quisiera vengar. Así que se decantó más por la segunda opción, aunque tampoco entendía las razones de la necesidad de protegerle de algo. No había cruzado tantas palabras con el presentador como para tener claro que debería andarse con ojo a la hora de tratar con él.
Era cierto que su comportamiento le había parecido arrogante y con sobrada soberbia, pero era más que consciente de que los famosos vivían en su propia burbuja y lo único que había que hacer contra eso era pasar de ellos, pero con aquella dichosa frasecita comenzó a crecerle la duda: ¿Era Kakashi acaso una de esas estrellitas tóxicas que se meten con todo el mundo y te intentan boicotear si no les caes bien a la primera para que te despidan?.
Le dió un sorbo al café mientras siguió pensando en ello.
«Por muy guapo que sea y muy listo, no puede ir de sobrado de esa manera... A lo mejor sí es cierto y Kakashi no es una persona de fiar... estos famosos están locos... será mejor que trate lo mínimo posible con él... »
Definitivamente Yamato intentaba protegerlo. Se estaba haciendo una idea cada vez más negativa de aquel hombre de pelo plateado, y solo llevaba en aquel trabajo cinco días. Se dijo a sí mismo que intentaría pasar del tema y fijarse en su trabajo. No era difícil, al fin y al cabo tenían competencias totalmente separadas.
Decidió distraerse de tanta comedura de tarro y cogió el móvil para mirar las redes sociales un rato antes de prepararse. Casi se le atraganta el café cuando se encontró de casualidad en una publicación compartida de un colega lejano, un video mini documental del corazón en el que hablaban, como no, de la relación del susodicho Hatake Kakashi con su colaboradora y compañera de vida Hanare.
En el vídeo los entrevistaban a los dos muy brevemente, los habían pillado saliendo de casa juntos y, como buenos paparazzis, les estaban acosando:
«—¿Señor Hatake, son ciertos los rumores de boda?
—Sin comentarios... —Kakashi trataba de zafarse de los periodistas protegiendo a Hanare. Ambos iban con gafas de sol.
—Señor Hatake, díganos algunas palabras sobre su actual relación con su colaboradora Hanare...
—He dicho que sin comentarios, por favor, tenemos que ir a trabajar... si nos permitís... —Sonaba molesto pero diplomático»
Hablaba ahora una voz en off mientras aparecía un recopilatorio breve sobre lo más importante de su carrera. Iruka apoyó los labios en la taza observando aquellas imágenes de un Hatake mucho más joven en sus inicios como corresponsal en lugares donde nadie quería ir, en sus primeros programas creciendo como colaborador, en las primeras entrevistas en las que se le comenzó a ver con Hanare.
—Siempre ha sido un hombre realmente guapo... —Murmuró con sorpresa viendo todas aquellas imágenes.
«Pero aunque nunca han querido decir nada oficial delante de las cámaras, es evidente que la atractiva y joven Hanare ha conseguido conquistar el corazón del periodista más cotizado de laHojaTV, ¿Sonarán de una vez las esperadísimas campanas de boda?»
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Lo que no ves
Roman d'amour¡De nuevo s.XXI! Iruka entra a trabajar en una cadena de televisión para un importantísimo programa. Lo que no sabe es que su vida va a dar un giro de 180º cuando conozca a su presentador.