7.

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       Por primera vez en dos –o tres- días, cierro la puerta del apartamento (cierro con la llave) y duermo en el sofá. No podía ir a mi cuarto, que era el que compartía con mi tía Penny. Dormí lo que parecieron horas, y despierto de un sueño gritando.

    Paso mucho tiempo buscando la agenda de Penny en su cuarto. Levanto la colcha de la cama y no encuentro nada más que un poco de dinero. Lo guardo en mi bolsillo y me doy la vuelta.

     El tocador sigue destruido y me corto ligeramente el dedo con un trozo del espejo. No le pongo atención, y sigo buscando el cuaderno.


       Lo encuentro debajo de mi camisa del trabajo y lo sujeto firmemente. Me siento el piso, y abro la página 42.

"Jueves, 10am, Clínica Hwang, Dra. Bayer, dosis semanal de Dasatinib y Everolimus*".


       Corro a la sala, tomo el teléfono y marco el número.

—Lucy.

—Eh...— Respiro profundamente y luego suspiro dramáticamente.— Doctora Bayer, es la sobrina de Penny Meyers; su paciente de los jueves.

—¿Marie? ¿Eres tú, querida? ¿Qué sucede con Penny? Sí sabes que ha faltado a su cita, ¿no?

—Sí, eh, lo sé... ¿No se ha aparecido por el hospital?

—No desde su última dosis de Dasatinib. ¿Qué sucede, Marie? ¿Llamo a la policía? Me asustas.

—Yo no... No lo sé. He llegado del trabajo y...

—Aguarda en línea, Marie. Llamaré a seguridad y preguntaré por Penny.

—Sí.— Susurro y me siento en el piso.

—...¿Hace cuánto desapareció?

—No tengo idea... ¿Cuatro? ¿Cinco días? Podrían ser seis.

—Aguarda, Marie. Thom tiene los vídeos de seguridad.


    Espero un par de minutos, aguantando las ganas de llorar y el ardor de mis ojos, hasta que oigo a Lucy.

—¿Marie? ¿Estás ahí?

—¿Qué sucede?

—Thom di...


      El teléfono lleva 5 minutos en silencio total. Sigo sentada, y sigo esperando a que sólo sea una broma, y que en realidad, mi mala suerte no haya causado la finalización de lo que puede ser la llamada más importante.

       Pasa una hora, y el teléfono sigue sin reaccionar. Y yo tampoco lo hago.


        Ya es mediodía cuando tocan la puerta.

        Tropiezo y forcejeo hasta abrir la puerta y aproximar mi cabeza por el pequeño espacio que he habilitado.


       Trago, y hablo.

—¿Sí?

—¿Tú eres Marie?

         Un hombre se posa frente a mí, y puedo notar que mide lo mismo que yo. No veo sus ojos ni la piel de sus brazos y piernas.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?


         El hombre fornido entra a mi casa abruptamente y comienza a forcejear conmigo.

         Muevo mis piernas violentamente cuando me carga y trato de escapar. Grito, gimo y me retuerzo. Muerdo el hombro de aquél extraño sujeto. Él grita, pero sin embargo, no me suelta.

         Escucho a lo lejos gritos y pasos. Soy fuertemente arrojada al suelo, y sin levantar la vista, corro a la cocina, donde me oculto fallidamente tras la mesa.

         Me pongo en posición fetal y oigo más gritos.


       Alguien levanta bruscamente mi cabeza de entre mis piernas y grito.

—¡Marie! ¡Soy yo!

        Abro los ojos y observo un rostro muy familiar, que me hace saltar del suelo.

—¡Soy yo! ¡Tim, tu vecino!

       Dejo de gemir, y sólo se escucha nuestra respiración agitada.

—¿Tim? ¿Q-que... qué haces aquí?

—Regresé del viaje ayer. Tenía la puerta de mi apartamento abierta cuando te escuché gritar.

      Luego de un silencio, agrega.

—¿Quién era ese hombre?

—No lo conozco.— susurro y exhalo sonoramente.— No sé quién demonios es.


       Tim se ofrece a ayudarme y acepto. Luego de ponerme en pie, vamos a la sala y vemos todo destrozado. Tim resulta ser útil, y me ayuda a poner en su posición correcta el mueble marrón.

—¿Qué le sucedió a tu muñeca?

      Miro el vendaje blanco/gris y vuelvo a suspirar por quinta vez.

—Me la he roto. Fue un accidente.

—No lo entiendo, Marie.

—¿El qué? — Pregunto y lo miro a los ojos. Luego de un par de segundos, vuelvo a bajar la vista.

—Tu casa es un desastre. Estás usando ropa sucia. Hace minutos había un extraño aquí... ¿Por qué le abriste la puerta?

—Sólo abrí la puerta y entró.

—¿Dónde está tu tía?

      Nos sentamos en el sofá y observo mis manos, pensando detenidamente qué debo decir.

—Ha salido. No sé cuándo regresará.

—Uhm.— Susurra y parece que no cree mi mentira. Quizás porque me ha temblad la voz al hablar, o porque muevo mis manos nerviosamente.—¿Quieres ir a mi apartamento? No creo que debas estar aquí.

—No creo que sea una buena idea, tampoco.

        Tim parece estar dispuesto a discutirlo cuando un Harry confundido se encuentra en la entrada de mi casa y me mira.

      Pregunta en voz alta:

—¿Qué sucede aquí?



*Dasatinib y Everolimus: Serie de medicamentos que se encuentran en fase de estudio para reducir el cáncer de hígado y mejorar la esperanza de vida de los pacientes con éste tipo de cáncer en etapa avanzada. No se comprobado su efectividad.

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⏰ Última actualización: Jul 14, 2015 ⏰

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