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Taeyong ama demasiado a YoonOh.

En los siete años que han estado juntos, ha hecho todos sus esfuerzos por que sean felices. Siempre tratando de prestar atención a todas las emociones de su novio, siempre tratando de estar allí para él, complacerlo, hacerlo sentir apreciado. Incluso consiguió dos trabajos para poder regalarle cosas que fuesen dignas de él, guardando cada pequeña propina para al menos, llevar una cena especial cada noche.

A pesar de estar cansado y en el borde del desmayo, siempre se las arreglaba para preguntarle a YoonOh por su día, para hacer el amor, salir a una cita, o hacer alguna actividad juntos. Todos los días antes de irse, le susurraba a un YoonOh dormido un suave "te amo", dejando un beso delicado en su sien, riendo ante el ceño fruncido del chico, que simplemente murmuraba algo inintendible y rodaba por la cama que compartían, dándole la espalda.

Los días eran normalmente grises para Taeyong, su jefe lo trataba como un muñeco, culpándole de cualquier error en un platillo entregado o la falta de algún ingrediente. Los gritos y humillaciones enfrente de los demás cocineros y meseros eran más recurrentes de lo que le gustaría, pero solo bajaba la cabeza y asentía.

No podía renunciar y no podía ser despedido, necesitaba ese trabajo. El segundo lugar donde trabajaba los jueves, viernes y sábados era una cafetería lujosa en un barrio igualmente lujoso. Allí ganaba mucho más y las propinas casi siempre eran muy buenas. Pero igual, no todo era perfecto, tenía que acostumbrarse a recibir insultos de clientes que se creían superiores a él, solo por su trabajo como mesero y en varias ocasiones, había terminado mojado de un café latte y con un pastelillo de arándanos en el rostro.

Cuando esto pasaba solo quería romper a llorar, sacarse el mandil y tirarsélo al gerente en la cara, gritando su renuncia. Pero claro, era un sueño fantasioso que solo se cumpliría cuando ganará suertudamente la lotería. Siempre llegaba a casa apestando a todo tipo de comida y bebidas, con las manos temblando por tantas órdenes ejecutadas, con cortes esparcidos al igual que marcas de quemadas.

Solo quería dormir por una semana, tomar una ducha larga que logrará quitar toda la suciedad de su cuerpo. Al abrir la puerta, veía a YoonOh sentado en la sala, haciendo sus deberes de la universidad, concentrado. Volteaba a la cocina y su corazón se ponía cálido, al ver un poco de arroz con una guarnición en un plato. Se acercaba al chico, depositando un beso en su mejilla, con una sonrisa enternecida, susurrando un tembloroso "gracias".

YoonOh asentía, apenas dirigiéndole la mirada y contestaba: "mamá lo mando, yo solo lo calenté, dale las gracias a ella".

Taeyong sonreía de nuevo, dejando la mochila que cargaba normalmente en el piso, al lado de la de su novio y caminaba lentamente al comedor. Tomaba el plato que lucía bastante apetitoso, comió algunos bocados antes de dejar el plato en el fregadero.
YoonOh volteaba a verlo y le preguntaba:  "¿Lo comiste todo Taeyong?" El respondía: "Casi, no tengo mucho apetito, gracias amor" acercándose y tomando asiento a su lado, acariciando su mano, bajo la mirada sin emoción de YoonOh.

"Bien"

Volvía a asentir el chico, retomando su atención a los múltiples libros y papeles ubicados en la pequeña mesa de café. TaeYong murmuraba que tomaría una ducha y de allí dormiría, tratando de mandar las señales posibles para que YoonOh notará que había tenido un mal día y que lo necesitaba. El no contestó, solo asintió por cuarta vez y sintió un dolor en su garganta.

Se metió al baño temblando, quitando las prendas de su cuerpo antes de entrar a la ducha, abriendo la llave, apenas logrando sentir que el agua estaba helada. La presión en su pecho continuaba allí, atormentándolo, cerró los ojos con fuerza. Al terminar su ducha se vistió con una camisa de YoonOh y unos pantalones cómodos, saliendo de su habitación para desearle buenas noches a su novio.

YoonOh estaba texteando sentado en el sofá, con una sonrisa tenue plasmada en sus labios, que rápidamente borró cuando noto su presencia, levantándose para acercarse a él.

"¿Ya dormirás no?" Asintió ante la pregunta, con la cabeza gacha " Me surgió un inconveniente con un trabajo, debo salir, tal vez tarde o no, será mejor que no pienses en esperarme" dijo, llevando su mano a la mejilla delgada del mayor " Duerme Taeyong, descansa, te quiero" susurró, depositando un muy suave beso, apenas rozando sus labios.

"Sí, cariño" respondió apenas.

YoonOh se alejó rápidamente, yendo directamente hacia la entrada, donde colocó su zapatillas y una chaqueta colgada en el perchero, despidiéndose con un "nos vemos luego, duerme bien" cerrando con fuerza la puerta, una vez se fue.

El departamento de 4x4 estaba en completo silencio, aturdiendo a TaeYong. Apagó todas las luces, dirigiéndose a su habitación, apagando la pequeña lámpara en su mesita de noche, cubriéndose con las cálidas sábanas, abrazando la almohada azul de YoonOh. El primer sollozo se hizo presente, que fue acompañado por las gruesas lágrimas que bajaban por sus mejillas, pronto el llanto suave se volvió una combinación de chillidos, sollozos fuertes e hipidos, recordando el te quiero que YoonOh le dio antes de irse, que le supo agrío, forzado. Las lágrimas empapaban la almohada de su amante, el dolor en su corazón y el nudo en su garganta se reafirmaron y entre un llanto lleno de dolor, TaeYong lo aceptó.



YoonOh ya no lo amaba.



♡︎♥︎𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙛𝘰𝘰𝙡ꔛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora