YoonOh no llegó a casa esa noche.
Se levantó con los brazos y piernas débiles después de llorar toda la noche. No quiso revisar su celular, no quería llevarse la decepción de que YoonOh no le había enviado algún mensaje o aún peor, que le hubiese enviado una banal excusa barata.Tomó una ducha donde dejó ir las lágrimas una vez más, su pecho se sentía apretado, el corazón le dolía y tenía ganas de arrancarsélo.
Se vistió con el uniforme de la cafetería, el cielo estaba gris y oscuro, melancólico, así se lo sentía. No tomó el desayuno, no tenía fuerzas para llevar bocado a su boca, por lo que solo fue directo a su habitación, le dolía incluso estar parado allí, observando todas las cosas de YoonOh. Buscó un abrigo, para enfrentar el gélido día que le esperaba fuera.
En su búsqueda encontró un suéter de lana de tonalidad negra y lo apretó entre sus manos, llorando repentinamente, sollozó ocultando su rostro entre la suave tela que olía a YoonOh. Él le había regalado aquella prenda en su cuarto aniversario, había trabajado tres turnos extras para reunir el suficiente dinero ya que YoonOh le había contado sus grandes deseos de adquirir una prenda de marca, pero por su falta de fondos no podía conseguir. Aún recuerda lo brillante de los ojos del menor cuando sacó el suéter de la bolsa colorida de regalo, rápidamente corriendo hacia Taeyong quien lo observaba con una sonrisa tierna desde la cocina, abrazándolo fuertemente en el aire, dando unas cuantas vueltas hasta bajarlo y darle un beso lleno de amor y cariño.
Taeyong acarició sus cabellos que en ese entonces eran de un color café luminoso, susurró: "¿Te gustó mi amor?" Con un pequeño puchero, a lo que YoonOh casi gritando le respondió: "¡Claro que sí Yongie! ¡Es el mejor regalo que me han dado! ¡Te amo, te amo, te amo!" El menor comenzó a llenar de pequeños besos todo su rostro, separándose por un momento para observarlo a los ojos y acariciar sus narices juntas.
"En serio te amo mi Lee TaeYong, siempre te amaré".
Apretó el suéter entre sus manos, gritando, arrojándolo con furia hacia la pared, comenzando a tirar con más enojo todas las prendas de YoonOh fuera del armario en un arrebato. Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas pero no le importaba, siguió tirando todas las camisetas y abrigos que tenía a la vista.
–¡Mentiroso! ¡Mentiroso, mentiroso! ¡Me mentiste!– rompió en sollozos, cayendo al piso, sintiendo todas las prendas debajo de sus rodillas– YoonOh mentiroso....
Estaba tan inmerso en su llanto que no escuchó la puerta de la entrada ser cerrada, ni tampoco la voz de YoonOh anunciando su llegada. El menor se extrañó al ver aún la mochila de TaeYong en el sofá, así como una taza de café que se había puesto fría. Escuchó un ruido raro en su habitación y caminó lentamente, parpadeando múltiples veces algo sorprendido al ver a TaeYong en el piso, llorando, rodeado de toda su ropa tirada, hecha un desastre.
–¿TaeYong? ¿Yong que sucede? ¿Estás bien?– se acercó con preocupación, arrodillándose al lado del mayor, con las manos en el aire, no sabiendo que hacer.
TaeYong se tiró encima suyo, haciéndolo tambalear, pero pudo mantener su equilibrio y recibió al pelirosa en sus brazos. TaeYong se aferró duramente a su chaqueta, con la cara escondida en su pecho y con el propio rebotando por los hipidos y sollozos.
–YoonOh no me dejes, por favor– susurró bajito.
–Taeyong no logré escucharte ¿Que dices?
–Dime que me amas YoonOh, dime que me amas por favor– murmuró alzando su rostro empapado de las saladas lágrimas, mirándolo con angustia y necesidad.
YoonOh parpadeó temblorosamente, TaeYong lucía tan débil y herido, vulnerable que él no podía hacer más que aceptar.
–Yo...te amo TaeYong, no dudes eso– le dijo, su tono de voz bajando desde el inicio, atrayendo de nuevo a TaeYong a su pecho con fuerza cuando el chico comenzó a llorar de nuevo.
Tragó duro, con una presión en el pecho, observando al chico abrazado a su cuerpo temblar mientras murmuraba cosas inintendibles. Se dedicó a acariciar los cabellos rosas de el mayor, hasta que éste se separó diciendo un bajo: "lo siento", sorbiendo su nariz y levantándose como si nada, apenas dirigiéndole la mirada.
–Debo ir a trabajar, n-nos vemos–finalizó abandonando la habitación y lo siguiente que YoonOh escuchó fue la puerta de entrada ser azotada.
Quedó sentado en el desastre de su ropa tirada por todo el cuarto, dejo salir un suspiro algo cansado, levantándose para guardar toda su ropa de regreso. Guardando sus abrigos para invierno observó uno en específico, que tenia algo extraño sobresaliendo de uno de los bolsillos. Con el ceño fruncido tomó la chaqueta entre sus manos, acercándola a su rostro, sacando aquella impresión del bolsillo.
Sus labios se fruncieron y su nariz picó, le dio la vuelta a la foto que había reconocido inmediatamente después de ver la pequeña descripción en la parte de atrás: "el mejor día". TaeYong sonreía enormemente, posando ante la cámara con sus manos alzadas con emoción, su nariz estaba enrojecida por la temperatura helada de el invierno de diciembre, mientras que él sonreía igualmente, mostrando sus hoyuelos, observaba a TaeYong con adoración, abrazando su cintura con cariño.
YoonOh soltó una risa vacía, y sintió la primera lágrima salir de sus ojos, bajo la cabeza, sintiéndose indigno de seguir viendo una foto tan preciada como esa y solo la dejó de nuevo donde la encontró. Se sentó en la cama desecha, ocultando su cabeza entre sus manos, comenzando a llorar silenciosamente. Jaló sus cabellos oscuros con angustia.
TaeYong no se merecía eso, TaeYong no lo hacía.
Pero YoonOh no podía simplemente dejarlo ir.