Como siempre una entrada a este escrito es importante. Analizar lo que ha ocurrido, como ha evolucionado mi pensamiento y los episodios que me han traído hasta aquí. No puedo dejar de mencionar algo importante; mi revolución sexual.
El sexo, así dicho sin tapujos porque se ha vuelto una de las cosas más importantes en mi vida. La promiscuidad, las ganas de saber que se siente rozar mi piel con la de ese amigo que nunca antes vi con ojos de deseo. Y no lo hago ahora tampoco. Se trata de una protesta personal que espero se vuelva política. Borrar la tonta moral. Destruir la reglas preconcebidas de como deben ser las relaciones humanas. Olvidar esa tonta idea de que el sexo es algo intimo y compartible solo con ese a quien hemos elegido para que sea compañere, amante y familia. O que el sexo de una noche se da para esa gente perdida que no sabe conectar emocionalmente.
El sexo como un lenguaje que nos permite conectar de manera más intensa con las personas, y no hablo solo del acto penetrativo. Extrapolar la sexualidad humana a pequeños placeres compartidos, como comer o mirarnos con complicidad. Porque ese abrazo a veces dice mucho más de lo que pensamos y mentiría si no dijera que he sentido orgasmos mientras le tomo la mano a esa niña preciosa con la que tanto sueño. Mentiría si no dijera que el coquetear por mensaje me produce una intensa excitación.
A veces mi "pareja" me pregunta - ¿Te gusta él? – y yo perpleja no se como hacerle entender que las cosas no son tan simples. – Me gusta –. Le digo. Sin embargo, un pero se queda en mi garganta. – No me gusta como me gustas tú -. Explico para hacerme entender. Y es que efectivamente no me gusta igual, me gusta distinto. Me gusta lo que podría significar, lo que supone embarcarme en una aventura donde no hay destino. No quiero que esa persona dependa de mi ni yo de él, no deseo ese "tipo de relación", me gusta lo que hay actualmente. Me gusta tanto lo que hay que deseo saber cómo se vería gimiendo o sudando con mis manos encima. Me gusta y le respeto tanto que espero continuar con la amistad, con el vinculo todo el tiempo que sea posible y que esa persona sea capaz de vivir nuevas relaciones a través de la experiencia que obtenga conmigo.
Al igual como quiero que mi "pareja" se libere y vea con más amor a todas esas personas que se le acercaron y que él rechazó. Quiero que experimente su propio camino y que llegue a contarme lo maravilloso que todo esta siendo. O, por el contrario, me cuente que esto no esta siendo como imaginaba, porque sí, a veces todo esto que nos imaginamos resulta por completo diferente y atemorizante.
Ese es el punto. ¡Destruirlo todo! Aprender de nuevo y poner los límites que consideremos necesarios para nosotres mismes. Mi revolución sexual nace de mis deseos insaciables del amor, de la contención que no puedo hallar en mí misma. Nace de la inquietud y las ganas de sanarme mientras ayudo a sanar a otres. Porque el sexo tiene un poder increíble para hacernos ver el cielo y al mismo tiempo es un arma peligrosa que se ha utilizado de mala manera por años.
Deseo lograr la liberación de todos aquellos que tienen miedo, que lo ven como algo sucio y denigrante. Deseo, un mundo más amable, más lleno de respeto, empatía y bondad. Sin jerarquías absurdas que gradúan y distinguen el amor. "Amor de madre", de "Hermana", "amigues" "parejas" "primes" etc. Es amor al final, son vínculos con diferentes parentesco, pero ninguno resulta más o menos que otro. Ya que puede que te encuentres en una familia constituida por tíos y primos y ellos resulten ser lo más importante en tu vida, así como tu amiga ama incondicionalmente a sus padres.
¡Podemos amar sin necesidad de dar más a unes que a otres!
Hoy elijo el poliamor para sanar. Elijo la promiscuidad. Elijo la libertad.
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Memorias de una inexperta
RandomQuerido Diario... ¿Dibujante? ¿Escritora? No hay ningún talento que logre apegarse por completo a mí. Desde pequeña he buscado aquello, ese talento innato que logre hacerme sentir mejor. Pero no. solo soy yo, una persona que sigue lo que han dictado...