Llegó el tan estrepitoso y odiado día. El día en que me doy cuenta de que no soy capaz (quizás lo soy), pero me supera. Me duele el pecho y simplemente no puedo seguir con esto, porque, no es que pierda tiempo, pero me equivoque como todos. Me equivoque por necia, por hacer caso a esas palabras que parecían tan dulces, a esas sonrisas que luego desaparecen. No soy eso, no era lo que yo misma creía, soy solo esto, esta chiquilla miedosa y enclenque.
Me la he pasado llorando, tan lamentable, tan victimizada y en el fondo todo es mi culpa. Aunque, una cosa muy importante, no me arrepiento, no hay que arrepentirse, de esto va la vida ¿No? de ir por ahí con mucha seguridad y tropezar.
Sí. Me gusta la carrera, me fascina. Me gusta leer teorías y aprender sobre gente apasionada que dedicó su vida a resolver cosas fundamentales para la humanidad. Me gusta saber que el mundo esta tan premeditado, que existe gente que tiene mucho poder. Me gusta, me encanta aprender de historia y sobre sus momentos donde todo cambio y terminó siendo como es ahora. Sin embargo, no puedo cumplir con las fechas, no puedo leer a toda velocidad y entenderlo todo. No puedo quedarme todo el día frente al escritorio comprendiéndolo todo.
En el fondo no es que no pueda, no es que no sea capaz. Estoy cargando con miedos que nunca acepte, esos demonios que me empeñaba en ocultar y ridiculizar. ¡No! soy como todos, soy esa a la que estuve criticando todo el tiempo, esa chica insegura que tiende a odiar todo lo que no entiende. ¡Maldición! Odio aceptarlo, pero es así y tengo que aprender a conocerme.
No estoy segura de que haré en el futuro, pero creo que me intentare cumplir mis sueños. Entiendo que el dinero es importante, pues comparto mi vida con alguien más y muchas veces no alcanza para estar tranquilos, pero ¿Qué más da? ¿Qué importa si termino en la calle?
Tengo suerte, vivo en un país que entrega oportunidades, aunque muchos digan lo contrario, por eso es que no temo a la pobreza a pesar de que lo he sido toda mi vida. No importa si mañana no puedo vestir esa ropa o comprar ese celular ni ir a donde siempre he soñado. Renunciar a esos placeres por deshacerme de este peso que oprime mi pecho y me hace quedarme todo un día en cada son saber qué hacer, sin tener ganas de moverme o abrir los ojos.
Tengo miedo.
Me cuesta ver mi lado positivo, me cuesta creer que tenga alguna cosa por la que seguir adelante, pero he de hacerlo. Debo hacerlo.
Este año ha sido increíblemente difícil pues renuncié a mi antigua vida y conocí infinidad de cosas nuevas. Fue un año de intenso dolor, de confusión, de amor, de desasosiego. Un año intenso que me enseñó a buscar ayuda y a dejar de esas una mentira.
Entendí que soy una persona increíblemente malhumorada, y eso no está mal, no nada de lo que preocuparse porque si aprendo como manejarlo nada saldrá mal. No debo sentirme mal por mis defectos, debo tomarlos del cuello y vestirlos, amoldarlos a mi cuerpo maltrecho. Ellos serán mi ropa en invierno y poco a poco dejarán de ser algo negativo, no serán algo positivo, serán solo un rasgo más de mí. Eso debo hacer, eso es lo que se debe entender.
Debo entender, entender que mis pocas ganas para seguir son por un motivo, por una decepción, por miedo, por desilusión. Debo solucionarlo, debo intentar levantarme y enfrentar el mundo, aunque a veces no pueda dejar de llorar.
Eso me ha pasado mucho últimamente, voy por ahí y basta una melodía para hacerme llorar desesperadamente, o una imagen, una palabra ¡Todo! Cada pequeña cosa remueve algo en mi pecho y no puedo evitar sentir una intensa pena que me llena e inhabilita.

ESTÁS LEYENDO
Memorias de una inexperta
AléatoireQuerido Diario... ¿Dibujante? ¿Escritora? No hay ningún talento que logre apegarse por completo a mí. Desde pequeña he buscado aquello, ese talento innato que logre hacerme sentir mejor. Pero no. solo soy yo, una persona que sigue lo que han dictado...