18. Noche

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Nuevamente solos. En silencio, con solo el sonido de los insectos.

Era una noche pacífica en el campamento y las estrellas se podían ver con claridad, el bicolor, quien estaba viendo el cielo, recordó el momento de su pelea con Bakugō. Esa vez donde parecía que había derrumbado una muralla del corazón de su querido rubio.

¿El por qué lo recordó? Solo fue su mente divagando.

Cuando vio la cara de Katsuki deformada mientras contenía las lagrimas, le dolió y se sintió un inútil. Lo único que pudo ofrecerle como apoyo, eran unas pocas palabras.

Quería ayudarlo.

Quería calmar su dolor.

Quería hacerlo sonreír.

A Bakugō lo quería demasiado y por lo tanto, le dolió, le jodio el no poder hacer mucho por su amigo, por la persona que le gustaba.

-¿Que piensas tanto mitad-mitad?

El que rompió el silencio de ambos, fue sorprendentemente el rubio, que veía a un Todoroki frunciendo el ceño.
No era muy normal que el bastardo haga ese tipo de expresión de frustración. Podía notar perfectamente que no estaba pensando en nada bueno.

-Yo solo...

Hizo esa exasperante pausa que solo lo coloco aún más irritable al rubio.
¿Por qué se complicaba tanto en decir unas cuantas palabras? Le era irritante.

-Estaba recordando nuestra pelea.

La cara confusa del cenizo, mostró que no entendía de que hablaba. Sin tener muchas opciones, sabiendo que Bakugō se molestaría por no hablar rápido, decidió explicarle.

-Cuando peleamos en tu cuarto.

A decir verdad, esa fue la primera vez que entró en el cuarto del cenizo, lo malo es que al entrar, se golpearon.

-Oh...

Fue una simple respuesta vaga de parte del explosivo. Bueno, pensó que el rubio evitaría el tema o haría otra reacción más violenta, pero se llevo una sorpresa, se mostró muy calmado y pareciera que no le tomó importancia.

-¿Y qué con eso?

Eso mostró su indiferencia y es ahí donde Todoroki notó el cambio. Si hubiera sido el anterior Bakugō, es probable que se hubiera desatado una discusión.
Podía ver que su amigo había cambiado y crecido.

-Nada, solo estaba recordando.

Se sintió un poco mas tranquilo y recobró su confianza.
Quería preguntarle como estaba.
Quería saber si su rubio estaba bien.

-Bakugō.

En respuesta a su llamado, el rubio hizo un sonido bajo de su garganta, diciéndole que prosiga.

-Con lo que paso ese día ¿estas bien?

Si cualquier otro hubiera preguntado eso, es probable que recibieran una explosión. Pero estamos hablando del menor de los Todoroki, que no es como el resto de extras.

Bakugō lo quedó mirando y al final decidió también recostarse en el suelo, junto al con heterocromía, que lo miraba fijamente.

-Una cosa así no puede detenerme.

Habló con absoluta confianza y de algún modo, esa simple frase hizo que el bicolor se calmara.

-Es verdad.

Confirmó, mientras que una suave sonrisa se formaba en su rostro.

Katsuki que volteó a verlo y se quedó quieto, si pudiera describir lo que estaba observando ahora, sería en una sola palabra.

Cálido.

La mirada y la sonrisa de Todoroki parecían expresar una calidez que no veía en otras personas además de su familia.

Por parte de Shōto, quien miraba a Bakugō, lo describiría como deslumbrante. Él brillaba a sus ojos, era tan brillante que hasta podía opacar el resto de cosas en su entorno. De su mundo.

De esa manera, ambos mantuvieron la mirada por varios segundos. Los ojos de ambos se encontraron como fuerzas magnéticas que no podían ser separadas.

No podían y no querían apartar la mirada.

Solo que el tiempo corría y el mundo también.

Después de un rato, el primero en apartar la mirada esta vez, fue el rubio, quien miró hacia el cielo.

-Quiero invitarte a mi casa.

Le dijo el bicolor mientras desviaba la vista hacia las estrellas.

-¡¿Ah?!

Eso fue desconcertante para el chico explosivo.

-Si te da miedo puedo invitar a Midoriya.

-¡¿Quién mierda tiene miedo?!

-¿Entonces iras?

-¡Claro que si! Yo no le tengo miedo a nada.

Bueno, las provocaciones funcionan extremadamente bien en Katsuki. De forma repentina, miles de pensamientos atravesaron la mente del Todoroki, podía utilizar esto a su ventaja para hacer muchas cosas con el rubio.

El cenizo que estaba a su lado, de alguna manera sintió un escalofrío en su espina dorsal, aunque el creía que fue por el cambio de temperatura.

-Ya es tarde, vámonos.

-¡Tú no me das ordenes imbécil!

Y aún diciendo esto, le hizo caso al bicolor, el cual llevaba la delantera.

-¡No camines por delante mío bastardo!

Y así continuaron el camino hacia su habitación, la cual compartían con el resto de hombres.

Estaban de campamento, aunque era de noche no era lo suficientemente tarde como para que Aizawa los regañara, por lo tanto, al verlos simplemente les dijo que estuvieran más atentos a la hora.
Por parte del dúo, simplemente asintieron ante la advertencia sin tomarla muy en cuenta.

De esa forma ambos llegaron a la habitación y se prepararon para dormir. Cabe aclarar que ambos durmieron en futones separados uno, al lado del otro, fue una cosa de costumbre, ya que a veces Bakugō se quedaba a dormir en la habitación del bicolor.

El resto no le tomó mucha importancia y se acomodaron como pudieron para dormir.

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Lágrimas De Sol [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora