-Somos amigos.
-¡¿Desde cuando somos amigos bastardo?!
-Pasamos mucho tiempo juntos.
-¡Maldito Mitad-Mitad deja de hablar por tu cuenta!
-Nos llevamos bien.
Y con una explosión de parte del rubio, terminan de interrogar a ambos chicos, dejando a muc...
Movía lentamente su cuerpo encima del suyo.Sus respiraciones emergieron en un choque. Su movimiento fue tortuoso. Su mano tocaba su cuerpo de manera lenta y pausada, se tomaba el tiempo.
Estaba siendo dominado por su intensidad.
El ardor en su interior crecía. Quería sentir más.
Sus narices se rozaron, los labios de cerezo soltaron un leve jadeo deleitando sus oídos.
Aquella mano blanca llegó a parar su zona de riesgo. Apretó, frotó y movió sin compasión. Solo pudo emitir un gruñido, uno que raspo su garganta. El contrario sonrió mientras sus ojos de carmín lo observan, parecía disfrutar de aquella tortura.
Sus cuerpos se volvieron a acercar. Uno sentado encima del otro. Podía ver desde esta distancia su pecho, una piel tentadora, lo incitaba a querer dejar una marca.
El contrario empezó a moverse, sus manos bajaron y abrieron la cremallera dejando libre el bulto.
Su mirada roja era pecaminosa.
Era un demonio con un dulce trato en su boca y un cálido toque en su voz. Lo estaba haciendo caer.
Presionó el área y la frotó lentamente. Estaba embriagado por la fogosidad de su toque. Su mano volvió a removerse quitando la última tela restante. El contacto con su piel lo exaltó. Queríatomar sus manos pero aquellos ojos lo detuvieron.
Sus rostros se juntaron y los labios de cerezo lo rozaron. Sus bocas se tocaron. Fue un suave roce.
Despertó.
Lo primero que notó al levantarse fue aquella sensación pegajosa entre sus piernas. Con calma, se destapó y se observó a si mismo.
¿Por qué tuvo que levantarse?
Sentía cierta aversión a querer despertar. Pasó las manos por su cara mientras suspiraba. Estaba sintiendo emociones conflictivas. Ya tenía más que claro que tener esta clase de sueños, con su compañero explosivo, no era normal.
¿Es esto a lo que llamaban deseo sexual?
Pero no estuvo mucho tiempo pensando en eso, necesitaba solucionar su erección.
No sabía exactamente que hacer, entendía lo que era una erección y lo que implicaba tenerla, pero ¿De que manera tenía que proceder?
Sin mucho cuidado, bajó sus pantalones de pijama, junto a su ropa interior y expuso su parte íntima, la cual estaba muy tensa. La observó y por instinto colocó su mano mientras empezaba a frotar.
Fue un sentimiento muy embriagador.
No pudo evitar que su mente empezara a divagar entre sus recuerdos. Después de frotar un rato, experimentó con un movimiento de arriba a bajo con ambas manos.
El placer empezó a recorrer su cuerpo como una ola arrasadora. Sus recuerdos se detuvieron en cierta imagen, donde mostraba a Katsuki regañándolo.
Tenía la camisa desabotonada y notaba perfectamente su clavícula, sentía su olor, podía escuchar llamándolo mientras movía aquellos labios apetecibles, su boca se abría y cerraba, mostrando unos dientes casi caninos y una lengua rosada. ¿Qué tan bien se sentiría probarlos?
Estaba exaltado.
Un gruñido salió de su boca al sentir como llegaba al clímax. Su último pensamiento fue la imagen del chico explosivo.
-Katsuki...
Estaba aturdido, sudoroso y jadeante. Su corazón latía rápido. Sentía un hormigueo recorrer todo su cuerpo.
Esta era una nueva experiencia para él. Se recostó en la cama mientras inhalaba profundamente, se sentía extrañamente somnoliento.
Llamaron a la puerta con fuerza.
-¡Oye! ¡Bastardo mitad-mitad!
La voz que sonó a través de la puerta lo puso en alerta. Se paró nervioso, mientras subía sus pantalones, no podía dejar entrar al rubio estando en ese estado, además no ha limpiado aún su desastre. Tomó la manija y colocó el pestillo.
-¡Oye! ¡¿Aún no despiertas idiota?!
Intentaba poner atención a lo que decía, su cabeza se sentía en una nube.
-Estoy levantado Bakugō.
Contesto con monotonía, aunque se podía sentir su voz más ronca.
-¿Por qué aún no bajas? el inútil de Deku me jodio para venir a verte.
Preguntó el contrario mientras movía la manija de la puerta. Quería entrar a la habitación.
-Puedes avisarle a Midoriya que ya voy, solo me estaba arreglando.
-Como sea, solo baja luego. No quiero que el Deku me hinche las pelotas por no haberte despertado a tiempo.
Al sentir los pasos del explosivo alejarse, suspiró aliviado.
Con vergüenza, retiró sus prendas manchadas y procedió a buscar el uniforme escolar. Miro la hora en su teléfono y tenía solo quince minutos antes del inicio de las clases. Parece que se había demorado mucho tratando su problema. Aunque le hubiera gustado pasar por la ducha el tiempo no le daría. Como pudo, limpió su problema y procedió a ponerse el uniforme.
Ya estando listo tomó su bolso y bajó las escaleras, encontrándose prácticamente solo si no fuera por el rubio.
-Bakugō.
-Hasta que por fin bajas pedazo de mierda.
Contestó el cenizo mientras veía la cara del Todoroki, sentía que no se veía tan bien como los otros días. Si lo tendría que decir, se notaba más estúpido que de costumbre.
-¿Pasa algo?
Pregunto de manera inquisitiva el Todoroki. Tendría que admitir que ante la atenta mirada roja, se estaba empezando a sentir avergonzado.
-Te vez más feo que de costumbre.
Contestó simple, mientras se daba la vuelta para marcharse. Si seguía esperando al bicolor llegaría tarde a clases. Antes de salir le lanzó un envase de leche, el cual el bicolor atajó en el aire.
El albino quedó con una interrogante rondando en su cabeza.
¿El se veía muy mal?
Ese día Todoroki Shōto no se notaba muy concentrado en las clases y Bakugō Katsuki había llegado al aula antes de que tocaran, algo no típico de él.
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