¡Hey México! [Finalizada]

O21

▸﹙🖋Doce Campanadas﹚

›› Historia de 13 capítulos, drabbles.
Fem México!

U N O

Maya.

Sus cansados ojos se dirigieron hacía el frente, dónde doce versiones de ella misma se mostraban en todo su esplendor. Cada una con expresión y vestimenta distintas, todas lejos de la cruel realidad. No pudo evitar sonreír ante aquel desgraciado y hermoso momento que presenciaba en primera fila.

—Ya es hora, ¿no?— sus ojos bicolores escanearon rápidamente a las doce ahí, quienes no mostraban reacción alguna o siquiera hablaban.
Supo que entonces ya era su momento, por fin después de que se haya presentado como Mesoamérica.

La que poseía un broche verde dió un paso adelante,  y se quitó la túnica que la cubría. Era ella, cuando fue la heredera a la dinastía Maya, o mejor conocida como May. —México, lo siento tanto. — sin poder evitarlo, su yo del pasado pero que se mantenia viva se derrumbó frente a ella, junto a sus barreras que alguna vez impuso para evitar situaciones como esta.

—Es hora.— May se reincorporó justo después de que ella le ofreció su mano para levantarse, para cubrirse de nuevo con su túnica y avanzar con ella hacía donde todos los demás latinos estaban.

Las demás desaparecieron de inmediato, pues aún no era su momento de aparecer.

—¡Perú! Ven wey~— entonó cantando, una vez que se repusó de aquel momento que marcaba un antes y un después en su vida. Su labio tembló con fervor, no lo negaría, sentía pánico de lo que podía suceder, no lo negaría pues era absurdo e irónico hacerlo.

El peruano era y siempre sería su primer amor, por lo que era inevitable no sentir emoción. Además, con Maya a su lado, a su yo, las cosas no eran fáciles.

—¿Qué?— contestó con desgano el otro, colocando sus manos venosas y cargadas de tatuajes dentro de la chaqueta negra que cargaba puesta por el calor de mayo en tierras de la tricolor.

La miró y analizó por leves momentos, esperando su respuesta, algo no andaba bien, el líquido negro que escurría de sus brazos, y los tatuajes que se apreciaban por el vestido suelto que cargaba brillaban, no demasiado y casi inapreciable si no ponías atención.

¿Qué carajos pasaba?

—Toma.— las manos de la joven tomaron las suyas, sintiendo como un objeto pasaba ahora a sus manos. —Cuídalo un chingo, que es como mi alma pendejo.— bromeó ella, sonriendo de manera cuadriculada y única.

A su lado, la maya miraba todo con un atisbo de tristeza y felicidad. El broche que anteriormente portaba orgullosa en la capa, había desaparecido para pasar a manos del más alto y junto a ella, su alma también lo hacía de poco a poco.

El peruano observó el objeto entre sus manos, era un fragmento de alguna piedra preciosa en color verde esmeralda, que tenía tallados incrustados en si misma. Una piedra peculiar, sin duda alguna.

México no dejó de sonreír en ningún instante, sin perder de vista el rostro estupefacto del chico que aún seguía perdido en sus pensamientos. Soltó un suspiro, era de esperar aquella reacción del chico, después de todo no entendía lo que pasaba.

Ni ella tampoco.

—Te quiero un chingo, no lo olvides we.— sin esperar más por parte de su acompañante, que sólo asintió confuso, su instinto le decía que algo malo sucedía.

La primer campanada sonó, dando aviso; más ella ya no estaba a la vista de el chico.

La primera alma, el primer fragmento de su corazón, Maya, ya no existía.

Continuará...

Antes que nada, espero que hayan pasado unas bonitas fiestas, y perdón por no dar señales de vida en el libro desde, no sé, ¿Agosto? Idk, pero no tenía las mismas ideas y emociones que cuando inicie este libro.

Pero he vuelto, aunque tarde pero lo he hecho ♡

-daynx