Era un nuevo día, sabía que era hora de despertar, los rayos del sol ya eran lo suficientemente molestos. Con pesar bostezó hasta llegar al timón. La brisa salada del océano acariciaba el rostro de Cellbit mientras dirigía su pequeño barco hacia lo desconocido. La isla perdida, marcada en su antiguo mapa, estaba a punto de revelar sus misterios.
Avanzó con determinación mientras comía algo de fruta. Pero conforme se acercaba, su brújula comenzó a girar sin rumbo, como si la isla misma desafiara las leyes de la navegación. "Quizá algún campo magnético rodee la isla"- pensó.
Era un aventurero de corazón. Desde joven salió a conocer muchos lugares, pasaba tiempo recolectando objetos extraños y muchas historias narradas por los habitantes ancianos de pueblos o viajeros. ¿Tenía familia? Sí, la tuvo. Al fallecer sus padres, quedó bajo el cuidado de su tía, pero no se conformaba con vivir una vida "tranquila". Ella lo entendió y apoyó. El joven ama su libertad. Tal experiencia en viajes y travesías, lo llevó a encontrar el camino correcto rápidamente.
Encontró la Isla Quesadilla.
Desembarcó con cautela en la costa, maravillado por la belleza del lugar. Palmas altas ondeaban en el viento tropical, y la vegetación exótica se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Sin embargo, la isla estaba deshabitada. No había señales de vida de ningún otro humano.
Aseguró sus cosas en la mochila y se adentró más a allá de la playa. El bosque era igual de precioso, flores multicolores, montañas a lo lejos y variedad de árboles. Algunos animales corrían libres por los alrededores. Comprobó la brújula y solo funcionaba por ratos, al parecer se guiaría por su instinto nuevamente.
Caminó derecho hasta salir del bosque encontrándose con un prado. El suelo verdoso dejaba ver pequeñas cuevas a los extremos. Pero lo que más llamó su atención fue un enorme muro atravesando el lugar, podría jurar que dividía la isla. No tenía sentido que haya una construcción en medio si no hay habitantes. A menos que si estén en el lugar pero del otro lado. Curioso, se acercó al muro para buscar una manera de atravesarlo, quizá alguna puerta.
Nada.
Pensó en escalarlo, lo malo era que la superficie lisa no ayudaría. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un rugido salvaje, Cellbit se vio enfrentado a una criatura desconocida. Se veía como un lince pero de color negro. Jamás vio algo así antes, estaba maravillado pero asustado a la vez. Su ropa tenía protección pero quizá no soporte el ataque de un felino salvaje.
Ágil y feroz, el animal atacó, dejando una herida en su dorso izquierdo. No quería matar al animal, pero si era lo necesario para sobrevivir, lo haría. Sacó un arco con flechas paralizantes y tomó distancia.
Escuchó un "No lo lastimes" pero no supo de dónde provenía la voz. Cellbit, siempre astuto, logró escapar, pero el malestar de la herida empezó a surtir efecto mientras buscaba refugio en la espesura.
Con cada paso, el dolor se intensificaba. Se detuvo a revisar, no pensaba que fuera algo profundo, vaya que estaba equivocado. Por la adrenalina del momento no lo notó, un rastro de sangre tras de sí dejó ver la gravedad de la herida. Se vendó haciendo presión mientras trataba de regresar a su barco. El bosque se veía inmenso, su visión se nublaba, tropezó y cayó al suelo. Fue entonces cuando vislumbró una distorsionada figura. Un hombre de cabellos castaños, ajeno a Cellbit, se acercaba con cautela.
El viajero herido, incapaz de discernir si era amigo o enemigo, dejó que la inconsciencia lo envolviera. La figura castaña quedó grabada en su última mirada antes de sumirse en la oscuridad, marcando el inicio de un misterioso viaje en la isla perdida.
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En aquella oscuridad, pudo verse rodeado de espejos. Su reflejo dejaba ver sus cicatrices en el rostro, aquellas que quedaron como evidencia de sus travesías. Caminó por el largo pasillo de espejos, no sentía dolor ni observaba su reciente herida, comprendió que era un sueño.
Lo que lo tomó por sorpresa fue ver momentáneamente pasar unos mechones castaños. Recordaba vagamente la imagen de aquella persona antes de perder la consciencia.
-¿Eres tú a quién vi antes en el bosque? ¿Eres amigo o enemigo?
No hubo respuesta.
-Oye, solo quiero regresar a mi barco, llegué aquí para explorar, no quiero hacer daño a nada ni nadie, ese animal me atacó, no pensaba morir.
Nuevamente no hubo respuesta.
-Bien, para que sepas, solo quiero irme a casa.
-Estás en casa, Cellbit.
Cellbit se sorprendió ante lo mencionado, no entendía que pasaba. Aquella voz no era para nada familiar.
-¿Por qué dices que es mi casa? ¿Me dirás quién eres?
-Porque es tu casa, es la de todos los habitantes de Isla Quesadilla, desde que llegaron a este lugar sellaron su destino, o es lo que ellos dicen.
-¿Ah? Explícate. ¿Quién eres?
-¿Cómo explicar mi existencia? ¿Qué es la existencia en sí? Sólo se mi nombre. Es-
Los espejos se comenzaron a empapar con gotas de agua, el reflejo se distorsionaba, estaba despertando del sueño. No lograba escuchar claramente a la otra persona. Y como si del final se tratara, los espejos se quebraron en miles de pedazos, desapareciendo ante sus ojos. La oscuridad se apoderó del lugar nuevamente.
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Unas suaves gotas de lluvia comenzaron a empapar su piel, comenzó a abrir los ojos, las copas de los árboles se veían en lo alto, parecían casi tocar el cielo. Se sentó de golpe tratando de ubicarse en el lugar, tenía que llegar al barco. Un electrizante dolor atravesó su cuerpo. Mala idea moverse rápido. Escuchó unos pasos cerca, la lluvia resonaba en las hojas y el suelo, causando confusión en el ambiente. No sabía por qué lado aparacería la persona que se aproximaba.
Se puso de pie para ocultarse tras un arbusto. Vio su mano empapada en sangre, la lluvia dejaba escapar esta por sus dedos. Aunque su instinto aventurero le pedía investigar más, no podía arriesgar su vida. Se encaminó derecho hacia la playa, pero por más que avanzaba no visualizaba la playa.
Unos pasos rápidos se acercaban tras de él, ahora parecía que lo perseguían. Logró ver a un chico castaño con un machete en la mano, con pánico siguió corriendo pero no lograba salir del bosque. Su respiración agitada denotaba su cansancio. Un hilo de sangre comenzó a descender por su labio inferior. Nuevamente su visión no era clara, no sabía cuánto tiempo llevaba corriendo ni hacia dónde se dirigía. Volteaba cada cuanto para ver al extraño, corría tras él mencionándole palabras que no lograba comprender.
Al no ver al frente, tropezó. Un fuerte golpe en su dorso herido lo noqueó. Esta vez, no dio tiempo de recuperarse. Quedó en el suelo a merced de quien sea aquél chico castaño.
Hola a todos, les traigo esta historia nueva, es full fantasía y llanto~
Espero les guste mucho, le estoy poniendo ganas al armar la trama y cómo desarrollarla c:
Ojo que no es fiel al 100% al canon del QSMP, solo usaré los personajes cubitos.
Muchas gracias por leer, no se olviden de votar y tomar awita. Loviuuu lectoreees~
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La Habitación de los Secretos - QSMP
FantasyCellbit es un viajero que ama explorar nuevos lugares, llega a una isla lejana, antiguamente llamada isla Quesadilla (hace 100 años) pero su suerte cambiaría desde ese momento... ¿O no? Aquel chico castaño, uno de los antiguos habitantes, ¿Qué le s...