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Estábamos hablando tú, Kisame, Deidara, Óbito y yo sobre temas triviales frente esa fogata que hiciste minutos atrás, aunque esta "acampada" en un primer momento me haya parecido mala idea estar así en grupo... y contigo me relaja en demasía y me alegra bastante.
"...Y entonces... ¡Él despertó muerto!"
Dijo Óbito finalizando su historia estúpida de terror, por su incompetencia me sorprendió enterarme que eran familia tú y él.
"Tobi, ¿cómo se supone despiertas muerto? No seas idiota".
Deidara golpeó con suavidad la cabeza del opuesto, dejándonos a los presentes sorprendidos por el pseudónimo utilizado para referirse a tu familiar, pero solo nos reímos sin hacer preguntas, para evitar charlas innecesarias sobre aquello que no era de nuestra incumbencia.
Al girar levemente mi cabeza, observe a Konan y Yahiko, hace poco nos contaron sobre su relación, y se veían muy felices, tomados de la mano, mientras la peliazul recostaba su cabeza en el hombro de su pareja. Me pregunté el qué pasaría si tú y yo hiciésemos eso, aunque a mi parecer fuera muy empalagoso, no me resistí.
Tomé tu mano rápidamente mientras giraba mi cabeza evitando tu mirada, sabía que estabas sorprendido, o eso parecía al sentir que te tensaste por el agarre, pero estaba demasiado apenado como para voltear a verte.
Me sorprendí al sentir como cruzabas nuestros dedos, para después acariciar mis nudillos con suavidad mientras volvías a hablar con Kisame, no pude entender nada de lo que hablaban, demasiado perdido estaba entre mi apeno y mis pensamientos.
"Danna, ¿está bien?"
Al reconocer aquella voz, me enderecé sin soltarte, y asentí seguro mientras te miraba, me sonreíste al notar que te veía.
Deidara y Óbito seguían riendo juntos, y Yahiko, Konan y Nagato ya habían ido a su tienda compartida, la noche ya se estaba haciendo cada vez más fría, y la fogata ya no daba ese calor requerido.
Notaste que estaba temblando, era demasiado obvio... No tenía mucha resistencia al frío ya que me críe en zonas de bastante calor, soltaste mi mano y te sacaste tu chaqueta y me la diste con una leve sonrisa, la recibí sonrojado y me la puse, tomaste nuevamente mi mano y te acercaste a mi oído con lentitud.
"¿Vamos ya a la tienda?"
Me susurraste, yo solo respondí "Sí" a tu pregunta y ambos nos pusimos de pie, Deidara y Óbito siguieron nuestros pasos, Kisame al parecer se fue minutos atrás, Hidan y Kakuzu no parecían querer irse, así que solo los ignoramos y nos dirigimos a nuestra tienda.
Al estar en ella, el calor se hizo presente, ambos no teníamos muchas ganas de dormir, eso pude saberlo al ver cómo observabas el techo de tela que nos cubría, luego giraste tu cabeza y me observaste seguidamente.
"¿Tienes sueño?"
Preguntaste mientras con una de tus manos tomabas uno de mis cabellos y lo acariciabas, provocando en mí un sonrojo que no pude ocultar y rápidamente pudiste notar, simplemente reíste un poco, generando otra risa pequeña en mí.
"No... ¿Tú?"
Negué firmemente y te devolví la pregunta, soltaste un suspiro y negaste también.
Fuera de ese espacio donde estábamos recostados, se podían escuchar las risas provenientes de afuera, al parecer era Hidan nuevamente y Kakuzu solo le insultaba por razones que desconocíamos.
Te acercastemás a mí, dejando un espacio nulo, pero tampoco me molestaba. Besaste mi frente, cosa que me sorprendió, pues no esperaba tal acción ahora, sonreiste al notar que nuevamente me sonrojé, y luego volviste a besarme, pero ahora era mi sien, luego la punta de mi nariz, seguidamente mis labios, y así, generando en mí un cosquilleo en mi vientre bajo y un sonrojo que ocupó todo mi rostro.
No podías llegar bajo mi barbilla, pues la posición en la que estábamos te lo impedía, y agradecía que fuera así, estaba nervioso y asustado por qué harías, así que simplemente cerré mis ojos fuertemente y esperé nada más.
Te detuviste y me asusté, abrí mis ojos rápidamente, buscándote inmediatamente con la mirada, viéndote sentado a la par mía extendiendo tu mano hacía mí esperando que la tomara.
La tomé y me levantaste, luego repetirteaquella acción anterior, pero esta vez me sentía más tranquilo, a pesar de desear que no pasara a mayores, solo podía confiar que sabrías ello.
Luego de volver a besar mis labios, recibiendo de mí un beso en ese momento igualmente, besaste mi barbilla, y luego bajaste con lentitud a mi cuello, donde apollaste por un segundo tu cabeza en mi hombro, luego comenzaste a besar una zona en especial.
Y de esa zona pasaste a un punto en específico, procediste a succionar mi piel, estaba muy nervioso y de mis labios salió un grito ahogado al sentir que soltaste mi piel rápidamente, besaste nuevamente ese lugar, dejando un color rojizo notorio.
Me sonreiste y volviste a recostarte cerrando tusojos nuevamente sin dejar esa ladeada sonrisa que me tranquilizó y a su vez confundió
"¿Eso era necesario?"
Me pregunté mientras acariciaba esa zona y te miraba curioso, suspiré, sonreí y me recosté a tu lado.
Aunque quise, no pude dormir, Hidan era insoportable... No sabía cómo Kakuzu podía con él.
