─ CAPÍTULO UNO.

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Una noche peculiar nos visita.

Las grandes calabazas amarillentas y anaranjadas andando con sus deformados rostros, cientos de ellas son el decorado primordial en los jardines que siguen aferrándose a un otoño revoltoso.

El viento es tan imprudente meneando las ramas que se lucen aparentando manos viejas y esqueletudas. Las últimas hojas de vida se revuelcan en los suelos húmedos, montones de ellas vuelan por doquier siendo pisoteadas sin temor. Entre las gruesas ramas y viejos tallos se encuentran las finas telarañas que atrapan a las pobres víctimas, aquellas que no se percataron a tiempo de esos perversos hilos de seda.

Las voces estridentes de los niños golpean cada puerta en el vecindario. Sus brazos se estiran esperando que los caramelos a montones caigan en sus bolsas de papel y calabazas de plástico, las sonrisas se ensanchan cuando la lluvia de dulces aparece y los empalagosos alagos hacia sus magníficos atuendos abundan en los oídos.

Las risas parecen mostrarse divertidas saltando de acera en acera, atravesando las calles en busca de más sabores empalagosos, todos esos que debían ser explotados en sus paladares. Cuando los caramelos más grandes abundan en las bolsas, es entonces cuando el festín se disfruta.

Los dedos pronto se manchan de un chocolate mentoso, los labios saborean las gominolas, y sin dejar atrás a los caramelos de fresa que también se devoran tan pronto como el envolvente de papel se retira. El aroma azucarado se queda impregnado en los dedos y en las mangas de sus disfraces, las boronas de galletas arruinan la pintura de las comisuras en los labios que se tintaron de rojo al saborear las paletas, el sabor dulce está picando en su estómago y parece que el cometido estaba realizado.

Pero para algunos más, la diversión de halloween no sólo se trataba de masticar dulces hasta reventar las muelas, o hasta que el azúcar hiciera erupción en tu garganta. No podía ser sólo eso el significado de la noche más terrorífica del año.

Halloween debía mostrar el verdadero significado del terror ante tus ojos.

Debía ser esa noche peculiar que nos visita sólo para embriagarse con nuestros dulces gritos.

Las gotas de sangre escurren en el borde de esos clásicos ojos triangulares, la simulación de dientes era de por si grotesca y horrorosa, ahora la sangre hace lucir cada esquina tan escalofriante. En la orilla de sus uñas el color rojo está escurriendo, avanzando por el resto de sus dedos hasta caer en el suelo, se daba por hecho que jamás sería la sangre suficiente.

Aquél hombre que se esmeraba por brindar una inquietante bienvenida a los clientes, continuaba haciendo su trabajo incluso bajo la atenta mirada de los jóvenes esperando por su turno de ingreso a la atracción. La máscara de hockey que usaba se encontraba algo amarillenta haciéndola mostrar algo vieja, además era adornada con algunas gotas de la misma sangre falsa salpicadas en el plástico. Su mano derecha sostenía un bote del líquido rojo haciendo que todo cayera sobre el rostro deformado de las calabazas, mientras que la mano izquierda se dedicaba a sostener la fruta anaranjada. Cuando las calabazas se encontraban listas a su parecer, cargaba con ellas hasta acomodarlas en la orilla de la pared. Las abandonaba en el suelo y dejaba que sus rostros sonrientes hicieran el mejor trabajo asustando a toda persona que se acercara.

Cuando el trabajo pareció finalizar, sacudió sus manos aún mojadas con las pintura falsa, incluso embarró un poco más sobre las mejillas de su máscara. Dio unos pasos atrás para ser capaz de admirar su obra, bajo el plástico sus ojos se llenaron de satisfacción y orgullo por su decorado.

Las calabazas sangrientas adornaban toda la orilla de lo que parecía lucir como una vieja bodega. Sus rostros cubrían todas las esquinas a excepción de la única entrada al lugar, la puerta garaje de aluminio que seguía cerrada bajo unas cuantas cadenas y un gran candado. Desde una de las paredes colgaba un gran cartel, con letras brillantes bañadas en pintura neón, tan llamativas y gigantes que desde la distancia anunciaban la apertura de una nueva casa de terror.

TRICK ─ STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora