Tenía una gran decisión por delante. Tenía dos opciones. Dejarle la canción a la persona que toca el violín todas las tardes o dejarla guardada para siempre.
Me decidí, finalmente, a pasar por la tienda por la mañana, para averiguar quién era la persona que tocaba el violín diariamente. Yo piensaba que el desconocido debía abrir la tienda a la hora en que iba hacia la escuela.
Me dispuse a ir hacia la tienda de instrumentos. Este sería el día en que averiguaría quién era el dueño de Lullaby. Me sentía demasiado emocionado aunque no lo demostrara en mi inexpresiva cara. Estaba cerca de la tienda cuando, de repente, apareció un hombre en la entrada, estaba poniendo un cartel que decía "nueva colección de flautas de madera de bambú, traídas directamente de India. Están hechas a mano". Era un anciano idéntico al que me había imaginado mientras oía la melodía. Ya estaba seguro, él era el dueño de la tienda. Un anciano que debe haber medido como un metro cincuenta centímetros, tenía el cabello blanco y un bigote del mismo color, pero que tenía unos pocos cabellos que aún eran de color gris, pronto se pondrían como el resto de su cabello. Sus ojos estaban entrecerrados, como si le costara ver, sus manos eran temblorosas, pero muy fuertes. Él estaba un poco encorvado y caminaba a una velocidad menor a la normal. Su cara mostraba dolor, pero al mismo tiempo mucha dulzura. Debe haber estado pasando por un momento difícil. Tal vez era cierto que alguien había muerto. En ese caso debería darle la partitura. Cuando pasé junto a su lado, lo miré y el me devolvió la mirada con unos ojos dulces y una mueca sonriente, pero triste a la vez. Me daban ganas de llorar. No me inmuté a hacer ningún movimiento o decir nada, solo continué con mi camino hacia la escuela. Lo bueno era que ya tenía un nuevo objetivo, entregar la canción al anciano.
De vez en cuando me ponía pequeños objetivos para ayudar a la gente sin que se dieran cuenta que fui yo el que los ayudé. Como ya saben, no quería que la gente se acercara a mí.
Volví a la sala de música de siempre. Abrí el piano y comencé a tocar la canción que el anciano tocaba en el violín. La misma melodía, triste, muy melancólica. Mis dedos temblaban un poco, sentía que no iba a poder seguir tocando, pero eso no pasaba. Se dice que el músico que no termina su interpretación, no es músico de verdad. Debe ser verdad porque los más famosos no se detenían aunque pasaran una hora completa tocando. Eran muy fuertes. Me habría gustado ser una persona reconocida por todos, pero no creía que llegaría a suceder. Una persona maldita como yo…
La canción ya iba en la mitad cuando, de repente oí a alguien que decía:
—¡Wow! ¿Dónde aprendiste a tocar tan bien? —me volteé rápidamente para ver quién era. Alguien me había descubierto. No podía ser…
Detrás de mí había un chico de unos veinte años, sus ojos eran de un color azul con toques esmeralda. Era como ver dos joyas preciosas. Su cabello era rubio como si hubiera llegado un rayo de sol y se hubiera quedado en su cabeza. Su expresión era muy inocente, no sabría decir lo que estaba pensando, pero debe haber sido algo muy inofensivo. Me levanté con rapidez y dispuse a marcharme, no quería quedarme un segundo más.
—¡Espera! —me tomó del brazo. No… Eso no podía suceder lo iba a herir. No era mi intención… —No te vayas. Necesito hablar contigo, Paul Landschaft.
¿Qué? ¿Qué necesitaba saber esta persona de mí? ¿Por qué sabía mi nombre? ¿Se lo habrían dicho? No creía… Solo guardé silencio. No cambié de expresión, debía permanecer sereno, aunque mi pensamiento estuviera todo confundido y enredado.
Él continuó sosteniendo mi mano, nada pasaba. No había ninguna descarga eléctrica. ¿Acaso me había estado preocupando todos estos años por nada? No. Él debía ser alguien antinatural. Seguía mirándome con atención, se veía que no quería ninguna réplica de mi parte.
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Paul
FantasyUn chico de 16 años llevaba una vida "normal", hasta que apareció un ángel, llamado Apolo, diciéndole que debe encontrar a los otros elegidos. Esta historia está envuelta por misterios, enigmas, promesas, romances, búsquedas, amistades, maldicion...