Las viejas heridas

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Al día siguiente las calles de Santiago estaban repletas de militares, esa orgullosa institución que tiene el gran mérito de haber matado más compatriotas que invasores en su historia, esa misma institución que apoyó a uno de los más crueles dictadores de la historia del mundo y que fue cómplice y autor de violaciones a los derechos humanos.

Poner militares en las calles fue abrir viejas heridas, fue rememorar a Pinochet, fue otro error de este gobierno que no hacía más que combatir fuego con gasolina.

En las horas siguientes la rabia creció aún más, ya no eran tan solo los jóvenes, de pronto un país completo se manifestaba, y como siempre estaban los más extremistas, esos que comenzaron a incendiar tiendas, supermercados y todo lo que significaba lucro.
Las fuerzas policiales y militares actuaron, pero se veían sobrepasados.
Y así fue como poco a poco empezó a asomar lo peor del ser humano y lo peor de una sociedad enferma que enrealidad nunca sanó las viejas heridas dejadas por la dictadura.

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