1. Robby Keene

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𝑷𝒐𝒗 𝑲𝒆𝒆𝒏𝒆

Cuando me consideraba un chico malo nunca fui arrestado, de hecho nunca me imaginé estar en una cárcel. Las pocas heridas que tengo aún duelen, pero duele más todo lo sucedido. Iba demasiado bien, tanto que la relación con mi padre comenzaba a funcionar, arruino los buenos momentos con tanta facilidad que me enojo conmigo mismo. ¡No puedo ser más idiota!

Aquí no hay nada que hacer, por suerte encontré un libro que me ayuda a pasar el rato. Creo que eso es lo único bueno que tengo en este lugar porque la comida apesta, no sé si es una especie de sopa, soya, verduras o todas esas juntas.

-Los estudiantes de West Valley ofrecen su tiempo como voluntarios, lavan autos para recaudar dinero.

-Hemos recaudado más de mil dólares. En Miyagi-Do ayudamos a las personas.

La voz de Sam se hace presente, volteo en dirección a la televisión y pongo atención al reportaje.

-¿No fue un estudiante de Miyagi-Do quien puso a Miguel Díaz en el hospital?

-Eso, fue un accidente, al menos eso espero. Sólo sé que Miguel necesita nuestra ayuda. Te queremos Miguel.

No sé como sentirme al respecto.

-¿Es tu chica? -una castaña interrumpe mis pensamientos- no sé, parece que cambió de chico.

-¿Qué tal si te callas? Nadie pidió tu opinión -le lanzo una mirada enojado y vuelvo a lo mío.

-¿Disculpa? Así no se le habla a una dama -levanta una ceja luciendo sus lindos ojos verdes- Emma Beckham -sonrié amigable, que plática tan confunsa.

-Lo siento -me retracto- Robby Keene -sonrío de la misma forma.

[...]

Había dicho que lo único bueno que tenía en la cárcel era un libro, pero olvidé mencionar que me gusta el hecho de tener que bañarme con agua fría. Precisamente en este momento voy saliendo de la regadera con una pizca de felicidad, ni eso me quita el dolor sentimental.

-¡Oh rayos! ¿Es tu cama? No lo sabía, sólo necesito la almohada. ¿No te importa, cierto?

Un chico moreno busca pelea junto con sus amigos. Recuerda, tu karate es para defensa personal no para idiotas que se creen rudos por saber dar unos cuantos golpes.

-Eso pensé, maldita perra.

No puedes volver a cometer el mismo error, no hagas nada, no vale la pena pelear con ellos.

-Bien, escuchen -un policía robusto entra a la habitación- visitas mañana; Velázquez, Binder, Espinoza, Keene.

Esto debe ser una broma, me detestan afuera.

-Si dije sus nombres estén listos a primera hora.

-Oiga, ¿dice quién me visita?

-Lawrence Johnn.

¿Jhonn Lawrence? ¿Mi padre vendrá a visitarme? Después de todo aún podemos seguir construyendo nuestro vínculo padre-hijo. Tengo muchas emociones vagando por mi mente, ahora sé que Jhonny siempre dijo la verdad, realmente le importo. Por primera vez espero con ansias verlo.

[...]

Jhonn Lawrence no es un buen padre, ni siquiera lo intenta. No debí emocionarme cuando sé perfectamente que nunca ha cumplido con sus palabras, no estuvo el día de mi nacimiento, menos lo va a estar ahora.

-Oye sólo dale un poco más de tiempo, ¿si?

Mi necedad hace que espere unos segundos más, pero es suficiente, no puedo seguir esperando algo que no llegará.

-No vendrá, lo sabía.

Abandono al buen amigo de mi padre para ir a la cafetería, ya deben estar sirviendo esos panecillos de mora que, de hecho, ni siquiera saben a mora. Atravieso varias puertas para llegar a mi destino, tomo una bandeja cómo de costumbre y agarro dos panecillos con un té helado de limón.

-¡Buenos días, Robby Keene! -la chica que conocí ayer me saluda.

-Buenos días, Emma.

-¿Recibiste visitas? -camina hacia una mesa disponible para sentarse, lo que me obliga a seguirla- yo nunca he tenido una.

-No recibí ninguna visita, no te sientas mal.

-¿Estar malhumorado es tu estado natural? -dice juguetona.

-Depende en que lugar me encuentre -sonrío nostálgico- si estoy en Miyagi-Do todo es paz y tranquilidad -suspiro y le doy una mordida a mi panecillo- por cierto, ¿tú por qué estás aquí?

-Le guardé un poco de hierba a mi amigo y me atraparon -se encoje de hombros- ¿tú estás aquí por el chico que se encuentra en coma?

-No me agrada tomar créditos de eso, perdí lo poco que tenía, no sirve de nada tener una sentencia corta si nadie está esperando que salga pronto de este lugar.

-Ey, no estás solo -me abraza- a mi tampoco me espera nadie, eso nos puede convertir en amigos.

-¿Estás segura de querer ser mi amiga? No habrá vuelta atrás -la amenazo jugando.

-Cien por ciento segura -sonríe- ¿qué riesgos podría correr siendo amiga de Robby Keene?

MANIAC | Robby Keene [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora