3. Traitor

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𝑷𝒐𝒗 𝑲𝒆𝒆𝒏𝒆

Entro a la habitación de descanso que hay para distraerme un poco, cómo es de esperarse, el moreno se encuentra en una de las mesas platicando con sus amigos.

—¿Qué pasa? -ríe- ¡Idiota! Es mi perra, nunca hará nada, está muy bien educado.

A diferencia de Miguel, mis piernas funcionan, no las desaprovecharé. Corro hacia el chico soltándole una patada directa en su nariz, uno de sus amigos trata de defenderlo y recibe un codazo en la mejilla con una patada en el abdomen, al otro chico lo tiro fácilmente de la mesa. El grandulón se levanta de nuevo intentando estamparme contra la pared, llevamos la pelea al pasillo y comenzamos a tener espectadores, mis movimientos ágiles logran darme por fin la venganza que necesitaba por todo lo que me había dicho estos últimos días, una sonrisa victoriosa se dibuja en mi rostro.


[...]


Después de estar pensando sobre mi futuro, decidí que quiero comenzar desde cero con amistades nuevas. Volví a dar un paso equivocado pero será el último.

Por suerte nuestro castigo fue doble turno en el aburrido servicio comunitario del comedor.

—Hola Robby -Johnn Lawrence aparace con cara de cachorro regañado.

—No deberías estar aquí -me limito a responder.

—Sólo así podía verte, supe que hacías servicio comunitario para salir antes, respeto eso -sus ojos azules esperan una respuesta que no daré, de pronto sus cejas se arrugan ligeramente anunciando enojo- ¿Tienes un ojo morado? ¿Te pusiste a pelear después de todo lo que pasó?

—¿Me vas a sermonear por iniciar peleas? -lo miro molesto dándole a entender que para mí eso no tiene lógica, mi comentario hace que su semblante de cachorro regañado vuelva aparecer.

—Sí, tienes razón, lo siento -agacha la cabeza y se detiene un momento para pensar en lo que va a decir- quiero que sepas que lo arruiné y sé como...

—Olvídalo -lo interrumpo pasando por alto el inicio de sus falsas e innecesarias disculpas.

—Mira sólo intenté decirte...

—¡¿Qué?! -vuelvo a interrumpirlo- ¿Que estás de mi lado? ¿Que me respaldas? Porque seamos sinceros es una mentira, el señor LaRusso dijo lo mismo y mira donde estoy.

—Olvídate de LaRusso, no me iré hasta que hablemos.

—Tendrás que esperar -miro la comida que debo servir- por si no lo notaste estoy ocupado.

—Eso está bien porque tengo hambre -me mira retadoramente, procedo a ignorarlo y servirle para que deje de atrasar la fila. En lo que él encuentra un lugar en dónde sentarse siento cómo mi corazón comienza a acelerarse, sí, me emociona verlo porque quiera o no es mi padre, quiero que él logre entender lo que me pasa, lo cual es imposible, no puedes saber que tipo de hijo tienes si lo has ignorado toda tu vida.


[...]


La olla de sopa se acabó y voy a la cocina por la otra, es algo pesada y difícil de cargar. Cuando voy entrando de nuevo al comedor me doy cuenta de que Lawrence será mi dolor de cabeza por un buen rato, él no se rendirá a la primera, no, tiene que dar la apariencia de que enserio le intereso para después ir con Miguel sin ninguna culpa que lo invada.

—Déjame ayudarte.

—No necesito tu ayuda.

—Así es, no la necesitas, pero tú eres mi hijo y yo soy tu padre, así que déjame ayudarte -con pesar acepto la ayuda y juntos dejamos la olla en la barra con los otros alimentos- hemos tenido nuestros problemas Robby, pero antes de esa pelea en la escuela, íbamos en la dirección correcta.

MANIAC | Robby Keene [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora