IMITADOR

159 46 14
                                    

El alcohol y la ira acumulada de días corría por sus venas, infestando su sangre, volviéndola amarga, oscura, putrefacta. Cada parte de su cuerpo se tornaba negro con cada minuto que pasaba pensando en él. Y no lo entendía, realmente no podía hacerlo.

¿Y qué mejor forma de manejar la ira que con una copa?

O dos.

O tal vez con la cuarta botella de la noche.

¿Qué podría ir peor?

Los vasos vacíos reposaban a su lado, todavía con el gusto a cerveza en la comisura de ellos. El azabache levantó la botella abatido, con el ceño fruncido, maldiciendo el día en que tuvo que conocerlo. Un trago. Dos. Y para el tercero la quinta botella de la noche ya había desaparecido. La garganta había dejado de arderle hacía tres botellas, las extremidades las había dejado de sentir después de la segunda y los otros cinco vasos. Y la consciencia estaba a punto de perderla.

Pero nada lo detenía, nada detenía a Kuroo Tetsurou cuando una idea se le metía en la cabeza.

Y eso era lo más aterrador de todo. Era un animal que luchaba constantemente por no dejarse atrapar, pero siempre al borde de dejarse caer. Era de las bestias más salvajes y peligrosas cuando se lo proponía, y tal vez, ese también era su encanto.

La música retumbaba fuerte en sus oídos, en su cabeza, en su pecho, haciéndolo temblar, de furia, deseo, y sentimientos reprimidos. Pero ya no podía hacerlo más, no lo aguantaba.

Levantó la vista, desorientado, nublado e impaciente. Buscó con la mirada a la chica que había estado sirviéndole los tragos hasta ese momento y en un simple movimiento levantó como pudo la mano, le pesaba, le costó, pero no podía pensar en eso, solo necesitaba otra cerveza. La chica se acercó, una morocha con un gran escote y el pelo trenzado.

— Creo que deberías dejar de tomar, hombre. — dijo un poco tímida, subiendo el tono de voz para hacerse oír sobre la fuerte música. Kuroo la miró asqueado y molesto, con pesadez levantó dos dedos, haciéndole un gesto a la chica para que se acercara a su oído. Podía sentir la respiración de la morocha sobre su cuello sudado. Un escalofrío le recorrió la columna.

— Creo que deberías dejar de meterte en la vida del resto y darme una puta cerveza. — dijo ronco, grave, arrastrando las vocales. La muchacha retrocedió sorprendida por el tono que había usado y con una mirada de socorro llamó a su compañero, un pelinegro que estaba secando las copas con un sucio trapo.

Kuroo lo vio acercarse con la mirada fija puesta en él.

— Trata bien a mi compañera o la próxima te echo a patadas, ¿Me escuchaste, borracho? — dijo serio, imponente, con seguridad. — Y un último vaso para vos y tu cuerpo asqueroso, y después te quiero ver salir corriendo de este lugar. — dicho esto el muchacho se fue, dejando a un Kuroo confundido que gracias al alcohol que llevaba en sangre y con los mareos que intentaba controlar, no pudo pensar algo rápido para responder. Se limitó a mirar hacia otro lado y resoplar.

La cerveza no tardó en llegar y tan rápido como llegó quiso terminarla de un solo sorbo, pero esa cerveza era la única excusa para quedarse en ese antro, era lo único que lo ataba de no salir corriendo e ir a buscarlo. Y lo único en lo que podía pensar era en él, en él y ese maldito cuerpo que no tocaba hacía semanas. Su boca, su lengua, lo ansiaba, lo necesitaba, como un animal hambriento, a punto de desmayarse por inanición.

¿En qué momento empezó a necesitarlo tanto? ¿Él, Kuroo Tetsurou alias el rompe-corazones, necesitando de alguien más? No podía creerlo.

Negó con la cabeza apesadumbrado, intentando sacarse todas esas jodidas ideas de la cabeza, no podía seguir pensando en Akaashi, nada bueno podía salir de ahí. Sintió su muslo vibrar y con un deje de esperanza agarró su celular, esperando recibir un mensaje de él, aunque nunca lo admitiría. Pero de nuevo...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 17, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PROPUESTA INDECENTE [ONE-SHOTS haikyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora