Capítulo 6.

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Y empezaron a ser Ellos.

Ellos.

La pareja ideal. Ella era la fortaleza y él la pasión. Uno era lo que al otro lo faltaba o necesitaba. Cuando iban por la calle decían tonterías, ser reían de tonterías y disfrutaban de tonterías. Cuando estaban solos se abrían los corazones uno al otro. Se fundían en abrazos, en besos, en sexo.

Su primera vez.

La primera vez de Él y la primera vez de Ella. Estaban nerviosos, pero la necesidad y el calor que sentían, junto al dolor que querían desahogar, los guió. Su primera vez, en la que los dos se unieron entre lágrimas de tristeza y gemidos de placer.

En sus escritos pude leer todo lo que sintió, e imaginar lo que supuso para ella.

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Hoy. Hoy le he abierto algo más que me corazón. Tiene gracia.

Le quiero, y a pesar de que fué doloroso lo disfruté. Sus besos, sus caricias. Al principio, cuando me empezó a besar en la cocina, no sabía que acabaría así. De hecho, no sé como empezamos besarnos apasionadamente en la encimera. Luego me llevó a la cama atando mis piernas a su cintura. Y poco a poco nos fuimos fundiendo.

El primer beso en la cama me recordó al día en que nos conocimos. Yo simplemente me dejé llevar.

El segundo beso, me recordó a nuestra época de amigos, como fué gentil conmigo. Me besó poco a poco.

El tercer beso me trajo a la mente el recuerdo de su confesión, donde me daba toda la pasión que albergaba, y yo no sabía si estaba preparada.

El quarto beso, se lo di yo.

Y en el quinto beso, me di cuenta de que ambos estábamos llorando.

Y delicadamente, me hizo suya.

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Ellos. Tan perfectos. Tan bonitos. Tan efímeros.

Porque todo principio tiene un fin.

Irremediablemente.

Ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora