5 - Esperaré por ti - 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡e

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Dedicado a todas las personitas que me animaron/pidieron una segunda parte, espero lo disfruten. 

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ESPERARÉ POR TI - 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡e

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-¿Necesita algo amo Niklaus?—Klaus gruñó al haber sido sacado de sus pensamientos, por lo regular no era una persona difícil de tratar, pero sin duda, había días más fáciles, días en los que la esperanza lo nublaba haciéndole creer que las montañas podían ser movidas con tan solo un pestañar.

Pero también habían días difíciles, días en los que se planteaba el hecho de que su amada lo hubiese olvidado, días en los que se peguntaba si ella si quiera sentía la mitad de lo que el por más de doscientos años llevaba sintiendo, pero no sólo habían dos tipos de días, no, también estaban los lúgubres, aquellos en los que aquella diosa convertida en ángel no existía más que en su memoria. Sin duda ese día era uno de los difíciles, Elijah, su mano derecha entendió sin palabras que lo mejor era dejarlo solo, y así lo hizo.

Volteo su rostro hacia el cielo una vez más, sonrió con melancolía al reconocer que lo hacía de forma casi instantánea, como si aquel fuera un reflejo de lo que llevaba haciendo incontable número de veces a través de los años.

Caminó sobre el piso rocoso fuera de su habitación, hacia una especie de terraza y se dedicó a contemplar el cielo, las nubes, los colores entre naranjas y rosados propios del atardecer.

Sabiendo que le dolería, se permitió caminar un poco más allá, colocó sus dedos sobre aquella florecilla que contra todo pronóstico había salido de aquella montaña, aquella pared contra la que la había hecho suya incontable número de veces.

Tras dejar en paz aquella flor, posó sus dedos sobre aquella pared rocosa sobre la que hace años había estado recargada la mujer de su vida, con cuidado, trazó las facciones de su rostro como las recordaba sobre aquella pared, imaginándola, tratando de no olvidarla dándole vida de alguna manera.

A veces se debatía entre lo que quería sentir, a veces desearía olvidarla para siempre y no sufrir más, pero en otras, se aferraba tanto a su recuerdo que sentía que era por lo único por lo que se permitía recibir el aire de sus pulmones cada día.

Era absurdo, lo sabía, jamás lo admitiría en voz alta, pero nada hacía que se esfumara de su mente, en ocasiones incluso se planteaba la idea de habérsela imaginado, la idea de que en verdad todo aquello que lo hacía suspirar jamás había pasado, al pasar de los años, era cada vez más difícil cargar con el bello precio de su recuerdo.

Suspiró cansado mientras se permitía observar los últimos halos de luz cada vez más extintos, al igual que sus esperanzas de volverla a ver.

-No—Dijo firmemente mientras se llevaba las manos a su cabeza.

-No es tu decisión—Dijo la rubia cruzándose de brazos y mirándolo fijamente hasta que volteo.

-Por favor... Yo no sé qué haría si...—Sus ojos suplicantes ahora borrosos por las lágrimas se enfrentaron a los de ella, firmes y con dolor.

Se acercó y colocó las manos sobre su rostro, lo miró y depositó un beso suave sobre sus labios—Tengo que hacerlo.

Lo primero que le había llamado la atención además de su angelical belleza, había sido esa ferocidad y aires de libertad que se respiraba al estar a su lado.

Era feroz, determinada e irremediablemente terca—Sonrió con melancolía—Sabía que no la iba a convencer, y a decir verdad había sido egoísta al pedirle tal cosa, pero... ¿Qué se hace cuando el amor de tu vida decide pelear en una batalla divina, una que podía herirla... e incluso arrebatarle la vida?

𝐊𝐋𝐀𝐑𝐎𝐋𝐈𝐍𝐄 | 𝓞𝓷𝓮-𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora