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1. ᗰᗩᒪEᔕTᗩᖇ
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El sonido de las llaves chocando entre ellas entró en el salón a través de la puerta principal, la cual reveló la figura de Trafalgar Law, una mano en el pomo y otra en las llaves. Las dejó en el recibidor, se quitó el abrigo y lo colgó del perchero de la entrada.
—¿Por qué está todo tan oscuro? —preguntó mientras se frotaba las manos frente a sus labios y exhalaba para que entraran en calor. Cuando recuperó el color en sus dedos, encendió la luz del salón.
La figura durmiente de Zoro apareció en el sofá: estaba tumbado boca arriba con una pierna tocando el suelo, un brazo tras su cabeza y otro sobre su barriga. La camiseta que llevaba puesta estaba algo levantada, dejando ver su ombligo. El peliverde frunció el ceño con los ojos cerrados y gruñó quejicosamente, molesto por la repentina fuente de luz.
—Apaga la luz. —Cogió un cojín y se tapó la cara con él. Law puso los ojos en blanco y se fue a la cocina, abrió la nevera y bebió de una botella de agua. Mientras el tan necesitado líquido pasaba por su garganta, Law observó los contenidos del frigorífico y vio un paquete de latas de cerveza medio vacío.
Cerró la botella, la volvió a colocar en su sitio y se giró con una mueca incrédula.
—¿Me explicas por qué demonios hay alcohol en la nevera? —preguntó peligrosamente.
Se paseo por delante del sofá y le dio, sin querer, una patada a una lata vacía. Suspiró con pesadez a la vez que puso sus manos en sus caderas.
—Zoro, dime la verdad: ¿has vuelto a tomar? —Law preguntó a su novio, pese a que la respuesta era obvia.
El hombre de cabellos verdes se quitó el cojín de la cara con lentitud, se pasó una mano por la cabeza, el otro brazo en el cabezal del sofá y sus piernas estiradas con desidia.
—Law, acabas de volver del trabajo, ¿por qué no descansas? —Intentó evitar responder.
—Mi trabajo no acaba solo porque salga del hospital. Más aún si el estúpido de mi novio me obliga a seguir actuando como doctor.
Law se acercó a Zoro, lo tomó por la barbilla y acercó su rostro a sus labios. Notó un olor desagradable que le hizo arrugar la nariz.
—Apestas a alcohol. —Soltó su barbilla con algo de fuerza y se apartó, molesto.
Zoro se pasó la lengua por los labios, apartando la mirada, sintiéndose culpable. Suspiró.
—No tengas los cojones de suspirar delante de mí. —Lo señaló con el dedo índice, recriminándole—. No cuando solo me preocupo por tu jodida salud. —Alzó la voz más de lo que quería, pero sus emociones salieron a flote sin que pudiera controlarlas en aquel momento. Para intentar calmarse, se dedicó a recoger botellas vacías de la mesa de té para tirarlas luego.
—Law... —susurró, negando con la cabeza. Zoro se sentía como la mierda. Siempre se sentía horrible cuando su novio llegaba a casa y lo encontraba así: borracho, sin control de su puto cuerpo. Y pese a que sabía cómo acabaría aquello y que solo heriría a Law, no podía evitar que su mano cogiera otra botella más. Chasqueó la lengua cansado—. Lo siento.
—Siempre lo sientes —respondió con rapidez, y hasta pudo visualizar el punto y final que Law había querido poner.
—Lo sé, lo sé. Soy un idiota. —Se levantó del sofá, acercándose al cuerpo de su pareja.
—Lo eres. —La voz de Law se calmó cuando el peliverde rodeó su cintura.
—Voy a dejar la bebida —dijo Zoro.
—¿De veras? —Arqueó una ceja, y su novio asintió.
—Ya no va a ser «solo una cerveza» o «solo el fin de semana». Se acabó. Sé que te hago daño y no lo soporto, no me soporto a mí mismo cuando lo hago —confesó en voz baja, acariciando los costados de Law con el pulgar por encima del jersei. Law pareció complacido de que hubiera tomado esa decisión.
—Me alegra que digas eso. —Law le acarició el cabello, acercando su rostro al suyo hasta que sus frentes tocaron—. Estoy preocupado por ti, como tu novio y como tu doctor. —Le plantó un beso corto en los labios, y Zoro sonrió—. Te ayudaré en todo lo que necesites para dejar esa adicción, ¿de acuerdo? No más drogas.
—Quiero que seas mi única droga. —Se abalanzó hacia los labios del moreno, y Law sonrió coqueto.
—Seré la única droga que te dejaré tomar.
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Antes era más cortito, pero pensé en arreglar algunas cosillas antes de publicarlo
