PROFECÍA. [LIBRO 1]

Capítulo 1

Uxia👸

Me encuentro aún en la cama, viendo el amanecer desde ahí. Muchos tienen cierta preferencia hacía la noche y las estrellas, pero para mí, cuando comienza a salir el sol se crea una mezcla de colores preciosos.

Tengo unas ganas inmensas de quedarme en esta posición todo el tiempo que se pueda, pero para mi mala suerte alguien toca la puerta de mi habitación.

Me levanto colocándome mis pantuflas, me dirijo a la puerta y al abrirla me encuentro con una de las acompañantes de mi madre.

—Princesa— saluda haciendo una leve reverencia—. La Reina la solicita urgentemente.

—¿Se puede saber que quiere mi querida madre?

—No cuento con esa información, lo lamento— responde apenada.

—Entiendo, infórmele que estaré con ella en unos minutos.

Después de que se retira, cierro la puerta y voy directo a mi baño, donde tomo una ducha corta. Salgo envuelta en una toalla, me visto rápidamente con ropa interior, un pantalón y una blusa que deja ver levemente mi ombligo, también coloco unos zapatos cómodos.

Si existe algo que odio con mi alma, son los vestidos tan complejos, con corset y con excesivos metros de telas. Claro que son preciosos y sí uso vestidos, pero en ocasiones especiales o simplemente para verme hermosa, solo no los considero una prenda necesaria.

No tengo idea de como seré capaz de soportarlos después de ascender al trono. Aunque algo se me ocurrirá, por ahora me conformo con utilizar ropa mundana y que mi madre aborrece.

Camino a paso tranquilo hasta llegar a la sala común, mi madre ya esta sentada en el trono y junto a ella esta su acompañante. Hago una reverencia como se debe, aunque pronto sera al revés.

—Dentro de unos meses seras la Reina y sigues vistiéndote como una humana corriente— reprocha.

—Madre, supongo que no estamos aquí para hablar sobre mi vestimenta, así que por favor dime cual es la urgencia.

—Correcto, en tres meses seras mayor de edad, por lo que deberás empezar a tomar decisiones sobre el Reino...

—Si no es que la profecía se cumple— interrumpo.

—No se ha cumplido en 1000 años, no se cumplirá justo ahora—prosigue—. Como sabes en el territorio de Fuego, hay varios problemas entre los habitantes, tu deber hoy será arreglarlos.

—¿Que problemas exactamente?— quiero saber.

—Se ha visto a un grupo de hadas robando comida, dinero y otros productos sin razón.

—Entiendo.

—Quiero ese problema resuelto hoy mismo.

—¿De cualquier forma?— cuestiono curiosa, porque tengo una forma particular de resolver las cosas.

—Sí. Te quiero aquí para antes de la cena.

Salgo de la sala trenzando mi cabello, que llega cerca del borde de mi trasero, amarrado esta cerca de mi cintura. Voy a las caballerizas, buscando a mi caballo blanco. Tomo mi arco y mi carcaj, colocándolos sobre mi espalda, debajo de estos tengo una capa negra con capucha.

Sin duda voy a arreglar ese problema a mi manera y con eso me refiero a utilizar la fuerza necesariamente. Se cree que la realeza no se ensucia las manos al arreglar una disputa, que siempre se dejan llevar por la amabilidad, pero ese no es mi caso.