Capítulo 5

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Uxia



Me despierto con el aroma de Altair en mi, estiro mi cuerpo mientras abro los ojos, observo de lado y me lo encuentro durmiendo. Me recargo de mi codo, colocando mi cara en la palma de mi mano.

Ya he dicho que es atractivo, no esta de mas repetirlo. Su rostro esta relajado, sus cejas pobladas y gruesas no estan fruncidas como normalmente las mantiene, tiene pestañas largas, nariz perfilada y labios gruesos. Estoy en esa posición varios minutos, hasta que reacciono.

Salgo de la cama, aun usando su camisa y mi ropa interior. Agradezco que me prestara su ropa, no iba a sentirme cómoda con un pantalón tan ajustado, ademas de que gano puntos dandome aquellas palabras y colocando una almohada entre nosotros.

Ya fuera de la cama, observo el desastre de mi alrededor. Hay libros regados por todos lados, ademas de papeles tirados e incluso ropa en el suelo. Recojo mi ropa, mi mochila y mi arma, y salgo de su habitación. Busco a su mamá por ayuda.

—Buenos días— saludo.

—Buenos días. Ponte algo de ropa— continua al mirarme.

—A eso venia. No tengo mas y no pienso ponerme la misma, ¿podría prestarme algo, por favor?

—No pensé que tendría a alguien de la realeza pidiendome un favor. Vamos, busquemos algo— dice apagando el gas de la estufa.

La sigo hasta su habitación, que es la siguiente a la de Altair. Son del mismo tamaño, pero hay diferencias entre los dos. Las paredes de una son color café y este las tiene lila, ademas el cuarto de Altair es un desastre y este esta levemente desordenado.

Ella busca entre los cajones algo lindo, pero la mayoría me queda demasiado grande. La señora es robusta pero mas alta que yo, con curvas pronunciadas, a simple vista se ve de unos 30 y algo de años, aunque dudo que tenga esa edad. Es mas baja que yo y tiene gran parecido a Altair, cabello castaño, nariz perfilada, labios gruesos y piel clara.

Me dejo caer en la cama cruzando mis piernas, esperando a que encuentre algo decente.

—Toma esto, esta algo viejo, pero es lo mas chico que tengo.

—Me lo probare, gracias.

—Cuida a mi hijo, por favor—asiento, sin saber que mas hacer—. Saldré, estaré preparando el desayuno.

Me quito la camisa de Altair y me coloco el vestido rojo, es anticuado. Me recuerda a los antiguos vestidos de graduación.

Tiene unos tirantes delgados, no se ajusta lo suficientemente a mi cuerpo para quedarme perfecto. La unica objeción es que apenas llega debajo de mi trasero, por la altura de la señora en comparación a la mia. Debo tener cuidado al agacharme o moverme, por suerte no se sube al caminar. Apesar de no ser ceñido, reslta las curvas de mi cuerpo.

Me coloco de nuevo mis tenis y no se ve tan mal. Recojo mi cabello en una media cola y salgo de la habitación, tomando mis cosas.

Me dirijo al comedor, encontrándome al chico desayunado. Al verme detiene la cuchara con comida a medio camino, la señora le da un golpe detrás de la cabeza para que reaccione

—Cierra la boca, cariño, o te entraran moscas— comentq haciendo que yo riera con ganas.

—Te ves bien— halaga el chico.

—Siempre— respondo sentándome a su lado.

—¿Tomaremos el autobús?

—¿Disculpa? De ninguna manera me subiré a algo como eso— contesto cruzando mis piernas, su mirada baja y mi pierna también.

PROFECÍA. [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora