Capítulo XIII - No me dejes

897 101 20
                                    

Después de salir del hospital y sentir que todo su cuerpo pesaba, sentado en el asiento de copiloto del patrulla sin ni siquiera fijarse en el camino pues parecía que un tren hubiera pasado sobre él, se quedó dormido, una voz ronca lo despertó anunciándole que se quedaría con él, tras entrar en el hogar del Superintendente y quedar asombrado de lo bonita que era se dispuso a darse un baño, el agua cayendo sobre su cuerpo era tan reconfortante, se puso el pijama que le presto el super, el cual le quedaba grande ya que aquel alfa era más alto y corpulento, le pareció ridículo como se veía pero qué más da solo quería dormir, apenas toco su cuerpo la cama se quedó totalmente dormido, unas horas después se levantó en busca del anfitrión de aquella casa pero no estaba, moría de hambre y ni como pedir algo pues no tenía efectivo por lo que solo le quedo esperar, miro su mano, temblaba, aun su cuerpo estaba resentido por meterse todo lo que pudo durante dos días, negó con la cabeza al recordar aquello que tampoco sirvió de mucho pues aún sentía ese nudo doloroso en su pecho, tantos años enterrando las cosas en su interior, por qué no conseguía hacer eso con esa sensación que parece superarlo, de pronto escucho la puerta seguramente era Conway.

C: por fin despertaste, seguro tienes hambre

G: pues la verdad es que muchísima

C: anda traje comida, venga a comer

Se sentó junto con Conway, este no pudo evitar notar la forma en que el chico temblaba a causa de su desenfreno, sabes Dios lo que se abra metido pensó

C: Gustabo que fue lo consumiste

G: eso que importa

C: mira como estas, sabes no es forma de lidiar con los problemas

G: ¿Qué problemas? lo hice por diversión fue una noche de vicio y exceso

Sonrió la mejor mascara para ocultar lo derrumbado que en realidad estaba, jamás se permitiría mostrarse débil, a él se le da bien ocultarse tras bromas y cachondeo y lo hace muy bien pues hasta el momento nadie ni Horacio saben lo vulnerable que en realidad es.

Pasaron los días y no le molestaba estar en casa de su jefe al contrario era alguien con quien se sentía bien, debe admitir que aquel hombre lo cuido desde un principio, si bien no sabe cómo ser amable al menos siente que le importa y eso para Gustabo es importante.

Ante los ojos de Conway y los comisarios realmente no parecía que algo hubiera pasado con Horacio, quien no la estaba pasando bien y lo demostraba pero Gustabo no, el seguía igual de jovial y bromista, sin dudas el resto lo veía como alguien sin sentimientos, pero en realidad en cuanto llegaba la noche y se encontraba solo sin nadie con quien fingir se derrumbaba otra vez, no paraba de reprocharse el haberse dejado llevar por sus instintos aquella noche que dejo que todo lo que sentía se expresara con cada beso, con cada caricia, esa noche que para Horacio no significo nada más que otro de sus acostones, para él fue ceder a lo que siente por el menor, mucho más allá del deseo o el apetito carnal, fue dejarse llevar por aquel sentimiento que durante tanto tiempo ha ocultado hasta el punto de hacerle daño, siente como otra vez las lágrimas amenazar con salir, pero ya es suficiente, debe enterrar eso y aceptar que Horacio prefiere estar con Volkov, ya no debe importarle, ni molestarle, ni lastimarle, se mentira a si mismo si es posible, no sería la primera vez, con tal de deshacerse de esa maldita sensación, ¿acaso no soy insensible? pues lo soy, se dijo, sonrió para sí mismo y que importa lo que quiera su alfa interno, lleva toda su vida controlando cada impulso de este así que no le será difícil hacerlo otra vez, Gustabo ha vuelto pensó, se dirigió a la cocina y muy contento comenzó a cocinar si tiene que mentirse lo tiene que hacer bien.

Después de haber comido esa noche y justo antes de dormir necesito ir a la cocina por un vaso de agua, cuando estaba de camino vio parado a Conway esté estaba pálido, tras beber agua le pregunto que tenía sin responderle este fue y lo abrazo cosa que lo descoloco totalmente y lo que dijo después de mandarlo a dormir, le dio un cumplido eso le pareció de lo más raro, que tendrá el viejo pensó, se fue a echar a su cama sin evitar pensar en aquel abrazo, la verdad es que lo necesitaba y que le diga que hizo algo bien también lo necesitaba, no pudo evitar sonreír pero esta vez era una sonrisa sincera, lo cierto es que aunque no lo demuestra es alguien que necesita muchísimo cariño.

DestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora