Capítulo XIV - Necesito volver a ver esos ojos azules

859 98 27
                                    

Pese a ser pequeño aun, solía estar más en la calle que en su casa, el ambiente ahí era muy tenso casi todos los días, gritos, llantos, para un pequeño ver pelear a sus padre nunca es fácil por lo que prefería pasar el tiempo en algún parque, siempre fue muy solitario ya que los demás se burlaban de él por lo que no tenía amigos, hasta aquella tarde que vio a un niño sentado solo se veía muy triste, estaba con la cabeza agachada, muy delgado y un tanto sucio, se acercó a él y se sentó a su lado imitando aquella acción, lo que llamó la atención del chico.

G: ¿qué haces?

H: buscando lo mismo que tú en el suelo, aunque no sé qué sea

G: me tomas por tonto

H: no por qué

G: anda lárgate

Se estaba por levantar, pero a lo lejos diviso al grupo de niños que le tenían manía, eran los típicos abusones

H: puedo quedarme aquí contigo prometo no hacer nada

G: ¡no! mueve el culo no hagas que te obligue

Muy a pesar suyo se levantó y como esperaba en cuanto se alejó de aquel solitario niño, se acercaron a él, basto un empujón para hacer que el pequeño Horacio cayera al suelo, Gustabo vio aquella escena, le recordó cuando hacían lo mismo con él, algo le decía que debía interferir y así lo hizo

G: trozo de mierda metete con alguien de tu tamaño

X: ¿Qué? no me digas que te interesa la nenita esta

G: no, pero me encanta golpear basura

Un golpe directo a la cara de aquel niño haciendo que se cayera al suelo, con la nariz bañada en sangre, se levantó y junto con sus dos amigos se fueron de ahí, de haber tenido que pelear con tres lo hubiera hecho, él sabe muy bien cómo defenderse, se giró hacia el chico que estaba idiotizado viendo aquella escena, no podía creerlo nunca antes lo habían defendido, se levantó y abrazo aquel solitario chico, Gustabo se quedó helado era la primera vez que alguien lo abrazaba

H: muchas gracias

G: vete a tu casa

H: prefiero quedarte aquí, oye puedo hacerte compañía de todos modos ambos estamos solos

Gustabo solo gruño, pero que niño más raro pensó, se arrepintió haberse metido pues ahora parecía su cola, aunque en el fondo se sentía bien especialmente porque aquel niño lo veía como nunca antes alguien lo había visto.

H: Soy Horacio

Lo miro con una gran sonrisa

H: ¿y tú?

G: Gustabo

H: pues mucho gusto Gustabo, ahora somos amigos

Cada día sin falta Horacio iba hasta ese parque para encontrarse con su amigo, ambos hacían travesuras, pillerías, pero siempre juntos.

Cuando la madre de Horacio se fue este quedo devastado, fue ahí que comenzó a sufrir de ataques de ansiedad, no solo era el abandono de su madre sino el abuso psicológico y físico de su padre, le reprochaba por ser tan afeminado y que por su culpa su madre se había ido pues él daba vergüenza, no hubo día en que Gustabo no intentase alégralo, siempre lo animaba, no dejaba de repetirle que él era maravilloso tal cual, cuando se largó de su casa y comenzó a vivir en la calle con Gustabo la paso mal pero era feliz pues estaba con la unica persona que desde un principio lo quiso tal y como era. Fue Gustabo quien le dio la confianza para mostrarse sin miedo, y que importaba si le gustaban los chicos y que importaba si muchas veces se pintaba o usaba ropa "femenina" él era perfecto y si alguien se metía con él ahí estaba Gustabo para romperle la boca.

DestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora