MARZO 1999

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Perspectiva Rosie

Tras nuestro momento en el parque comunitario las cosas entre Horacio y yo habían florecido y en pocas semanas se convirtió en parte de mi vida cotidiana.

Jessica y yo habíamos perdido contacto en los últimos días. Ella estaba abocada en su relación con Thomas y yo en la propia. Extrañaba hablar con ella, pero había encontrado además de una pareja comprensiva un gran amigo en Horacio. Fue genial poder tener su opinión sobre mis dilemas de crecimiento, me daba perspectiva. Así como había descubierto su parte filosófica también tuve acceso libre a su terquedad.

No daba el brazo a torcer con facilidad y aunque sabía que no llevaba la razón era capaz de morir con su palabra hasta el final, aunque era un aspecto suyo que me exasperaba entendía que él, al igual que yo, era un todo, un poco de defectos y un poco de virtudes.

Hice esfuerzos sobrenaturales por no idealizarlo, incluso el mismo me lo pidió en más de una ocasión Escuché a la voz de la experiencia y tatué esa frase en mi memoria, Aunque cuando estabas hasta los huesos por alguien, la raya entre enamoramiento e idealización es muy delgada.

Estaba saliendo de mi habitación cuando me encontré a Padre leyendo el diario en la sala. Horacio y yo pasaríamos el día en el chalet de descanso de mis padres, en Segovia.

- ¿A dónde vas con tanta prisa?– me preguntó mirándome sobre su periódico- ¿y con esa mochila?-preguntó observando mi maletín.

-Iré al chalet de Segovia con Jessica. Ha sido una semana muy estresante en el instituto, necesitamos descansar- comenté pasando de largo hacia la puerta. ¡Cielos! ¡No podía mentirle descaradamente!, regrese de la puerta hacia el sillón donde estaba padre.

.-¿Vas a confesar la verdad Rosalie?- cerró su periódico y se retiró los lentes de lectura. Di media vuelta y caminé lentamente hacia el vestíbulo.

- ¿Prometes no enfadarte conmigo?- pregunté asegurándome.

-Claro que no.- respondió

-He conocido alguien y realmente creo que me gusta- Padre sonrió con sus dientes blancos, podía notar arrugas en su frente, su cercanía a la fase seis se hacían cada vez más notable.

-¿Y cuál es el problema con eso? ¿Por qué papá y yo nos molestaríamos contigo?- preguntó de forma inteligente. Suspiré profundamente antes de soltar la bomba.

-Él tiene ocho años más que yo, y una vida bastante complicada, pero él me respeta y me aprecia, lo más importante del asunto es que me hace muy feliz- explique con cuidado, padre rió suavemente.

-Confiamos en ti, sabemos que eres sensata al tomar decisiones y si tu instinto te dice que le vale la pena, pues quizá lo valga.

-Lo vale- afirmé.

-No podría confirmar eso, no lo conozco. Pero no tendría ningún problema en preparar una cena deliciosa para conocerlo- propuso riendo.

-¿Lo estás invitando a cenar?- pregunté ilusionada.

- ¿Recuerdas lo que te dije cuando eras niña y preguntaste si podías casarte conmigo?- asentí esa escena estaba grabada en mi cabeza.

- Lo siento cariño, pero eso no funciona así, pero estoy seguro que un día conocerás a alguien que será amable, divertido, bueno jugando monopolio y mejor cocinando que yo.

.-Y papá y yo lo observaremos de lejos, solo para aprobarlo y ver que estés bien con él- terminó su propia cita.

-Si tu consideras que ha llegado el momento en el cual papi y yo debamos darte nuestra opinión sobre tu príncipe azul, tráelo a casa por la noche- sonrió mientras lo abracé fuertemente. Amaba a mis papás por encima de todo.

CERCA DEL INFINITO (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora