ENERO 1999

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Perspectiva Rosie.

Las fiestas habían pasado y con ellas mi fugaz atracción por Horacio. ya que no había sabido de él durante semanas.

Era el fin de unas cortas vacaciones y el inicio de meses caóticos: Los últimos meses del bachillerato. Jessica estaba ayudándome a pasar un examen general de Matemáticas. Quería que la puntuación del examen me ayudará para poder ingresar a Economía en una buena universidad ya sea aquí o en París.

-Entonces, ¿lograste entender lo que te explique acerca de polinomios?

-Si.-respondí sintiendo mi cabeza quemar por la cantidad de información que había ingresado.

- Así que ¿B es igual a 12? ¿Es correcto o falso?-preguntó Jessica deseando que pueda responder correctamente.

- Es correcto- respondí casi segura de mi respuesta. Jessica se levantó de su asiento y saltó al aire como una desquiciada mental. Nadie como ella sabía que las matemáticas no eran para nada lo mío, reí ante su comportamiento infantil. Jessica era mi mejor amiga de toda la vida, nos conocimos cuando me mudé de Francia y desde ahí nuestra amistad floreció

.- ¿Tienes ganas de salir?- me preguntó.

- ¿Qué propones?- pregunté sintiendo como mi mente y cuerpo pedían un poco de recreación.

¿Te acuerdas del chico de la fiesta?- observó picara.

-Si- respondí bloqueando mis recuerdos. Probablemente fue el día más bochornoso de mi vida entera, me recuerdo acostada en la cama de una niña desconocida, con ropa ajena y automáticamente me sentí patética.

Soy patética.

.- Su amigo me invitó a un evento hoy. No quiero ir sola- confesó.

- Y esto es un obligatorium- ¡Rayos ahora si estaba en problemas! No podía negarme a un obligatorium. Obligatorium era un pedido especial que teníamos derecho una vez por año cada una. Era un pedido que si tanto Jess o yo pedíamos ninguna podía negarse puesto que era un requerimiento con algún trasfondo o fundamento en el cual necesitábamos la compañía de la otra.

-¿Estás segura de querer usar tu primer y último obligatorium del año en esto?- pregunté sorprendida.

-Él lo vale-sonrió de forma boba.

-No podía negarme, hacía un par de meses que había terminado con un chico llamado Gael, que terminó siendo un completo imbécil. Jess había mentido por mí, había jugado el papel de violinista, me había dado los mejores consejos y finalmente me había tendido su hombro para llorar cuando Gael fue infiel.

- Pues no vale un obligatorium, ahórratelo, esto va a cuenta de la casa- guiñé un ojo y ella caminó hacia mí para abrazarme. - Ve por tu abrigo, hoy sí que hace frío- pensé observando su blusa corta de tirantes. Jessica no tenía vergüenza alguna sobre su propio cuerpo, y es que era perfecto: era pequeña, sumamente delgada, con trasero y pechos medianos yo por mi parte me sentía la mujer más horrible del mundo: espaldas anchas, caderas anchas, estatura mediana y mi cabello marrón lleno de ondas lo hacía ver todo muy desordenado. Jessica camino desde el perchero con una casaca Jean que combinaba con su pantalón azul marino. Moriría de frío si el lugar no tuviera calefacción

-¿Irás vestida así?- preguntó con una mueca extraña. Me analicé en el espejo de la sala: cabello suelto con una diadema de tela, camiseta de manga larga blanca con un suéter azul, pantalón jean y zapatos bailarina azul. Me sentía cómoda.

-Ni siquiera me has dicho a dónde vamos ¿Cómo podría vestirme para la ocasión?–Me defendí.

- Supongo que será una fiesta. Mientras más te mimetices y te alejes del bar. Mejor será- dijo riendo.

CERCA DEL INFINITO (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora