Aburrimiento Y Pensamientos

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El amor es algo tan... Tan agridulce, sabes. Es un sentimiento tan bonito cuando esa persona que te tiene en las nubes te habla, te mira, o simplemente respira. ¡Y demonios!, Esa sensación tan placentera cuando esa persona da indicios de sentir algo por ti o de no serte indiferente, que llegas a ponerte como reto o meta decirle tus más puros sentimientos a esa persona.

Ella lo hizo, lo dudo, lo pensó y lo analizó. Pensó en las probabilidades y consecuencias que traería a futuro lo que planeaba hacer. ¿Qué si se quería arriesgar? La verdad sí, quería una opinión o saber porque razón no podía estar con la persona que le pintaba una sonrisa tonta en los labios cada que hacía un gesto tierno. Aparte que de alguna manera eso le quitaría un peso de encima y ya no tendría ese secreto. Él al parecer estaba confundido, sentía cosas por otra chica, una que era muy hermosa a ojos de quien la viera, pelinegra, ojos oscuros pero encantadores que te podrías quedar viendo y te transmitían tranquilidad y una sonrisa capaz de derretirte junto a una personalidad encantadora. ¡Dios!, ¿Porque él se fijaría en mí cuando existe ella? Esa pregunta rondaba por la mente de la chica rubia que trataba de retener las lágrimas que ya salian de manera descuidada y mojaban sus mejillas seguido de caer de su mentón, ella se estaba congestionando con esos sentimientos. Sentía que moría. Sentía que murió cuando él antes de que ella le confesara su más sagrado secreto, él le dijera y le confiara la verdad de que se sentía atraído por dicha pelinegra. Sentía que ningún dolor físico se igualaba al dolor emocional que sentía dentro y que se estaba expandiendo de alguna manera a su pecho que ardía con dolor al recordar como los ojos castaños del chico se desviaban sobre su hombro para darle una mirada rápida a su anhelado amor. Aún recordaba con exactitud el momento donde él describió lo que le gustaba de la chica. La rubia se vio en el espejo para buscarse alguna imperfección o algún defecto que la hiciera muy diferente o no buena a la chica que tenía mal a su chico soñado. Se miró de cerca, peinó con sus dedos su cabello rubio, era lindo y se veía bien de cualquier manera. Sus ojos no eran negros y no creía que fueran atrapantes como los de aquella chica. A diferencia de la chica de ojos oscuros profundos, la rubia tenía unos ojos azules, demasiado lindos a decir verdad, una mirada que te tranquilizaba y que eran como una caricia de un "Cariño, todo estará bien" aunque también transmitían mucha inquietud y muchas ganas de moverse y no tener un control. Tomo su tijera y la vio fijamente.. Y si... No. Lo pensó pero decidió no hacerlo, si se cortaba el cabello tal vez después no lo querrá ya que querrá hacerse una coleta y no podrá. Decidió guardar la tijera y no hacerse ese corte de cabello. Se puso sus audífonos y escucho música y después leyó, leer le alegraba mucho. Después de pensar mucho y hablar con alguien sobre eso, se dio cuenta que ella no necesitaba ser idéntica a esa pelinegra encantadora, por supuesto que no, ella era perfecta siendo ella misma. Aparte que se dio cuenta que las cosas pasan por algo, tal vez esa persona que es tu "Alma gemela" todavía no llega a tu vida, imaginate que tu persona ideal este ahorita en un yet bebiendo un Whisky de unos 100 años todo casual y feliz de la vida porque sabe que no debe apurarse en eso del amor, y tu aquí llorando. Mm, no, mejor me leo un libro.

Cartas Para mi Crush.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora