Capítulo 8.

611 103 97
                                    

A lo largo de mis pocos años de vida, nunca había oído sobre las personas predestinadas, tampoco sabía mucho del tema

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A lo largo de mis pocos años de vida, nunca había oído sobre las personas predestinadas, tampoco sabía mucho del tema. Más cuando llegó alguien importante en mi vida a decirme que quería que conociera a un Omega, no dudé en responder que sí, tal vez porque mi confianza estaba plenamente en ella. Más lo que no tenía en cuenta, es que no era el típico Omega, sino el de la manada enemiga, al que nos tenían prohibido pasar. ¿Qué clase de locura era esa?

La Omega había encontrado a su predestinado, eran pocos lo que eran correspondidos, lastimosamente algunos morían debido al rechazo de su Alfa. Tal cruel era todo.

—Prometo que nada va a pasar, Beommie, acompáñame. — Suplicó aquella Omega, con sus ojos color miel brillando tratando de convencerme —

—Papá se puede enojar. — Tenía miedo de papá —

—Papá no tiene porqué enterarse. — Tal vez esa debilidad que tenía por ella que me hizo dudar en ese momento, a pesar de que no debería culparme por nada de lo que pasó, yo era un Alfa, ya me habían dicho que era Alfa, y ella una Omega, mi trabajo era protegerla, más mi debilidad por ella era mucho más que cualquier cosa — Beommie, tengo a mi predestinado allá, lo siento en mi corazón.

—Está bien, más tiene que ser rápido. — La Omega brincó en sus sitio con mucha felicidad, asintiendo a lo dicho —

Y así fue como nos encontramos escabulliendonos a la manada enemiga. Con el miedo a flor de piel, pero sin importarnos, pues sí ella era feliz, yo también. Había hecho una promesa de protegerla.

—¡Señora Kang! — Agitó la mano la Omega hacia la mujer que estaba caminando por los pasillos —

—¡Chica! Pensé que no ibas a venir. — Soltó una sonrisa, que se me hizo muy hermosa, esa señora tenía una sonrisa hermosa, su olor era tranquilizante. Era una omega — Uhm, trajiste a alguien contigo.

Saqué un poco mi pecho tratando de verme seguro. La señora soltó una sonrisa.

—Sé a quien buscas, lo dejé en el último cuarto. — Habló bajito dirigiéndose a la Omega, quién asintió mirando hacia los lados — Mientras, me llevaré a éste pequeño, sabes que está en buenas manos.

La Omega asintió para luego darme un beso, mostrándome su dedo meñique, lo entrelace con el de ella, no sabía a dónde iba, más la Omega si parecía tranquila.

Nos dimos media vuelta para empezar a caminar dirigiéndonos a un parque al parecer, a lo lejos miré una cabellera castaña. Mi boca se abrió y formó una o.

—Taehyun, bebé. — El niño volteó su mirada para dejar de jugar y mirarnos, corrió a nosotros con una sonrisa, pero ésta cayó al verme. Nos sentimos cohibidos — Te presento a un amigo. Su nombre es Beomgyu.

—Es un alfa. — Jugó con sus dedos sin mirarnos ahora —

Es un Omega. Pensó mi lobito al sentir ese olor, llegué a sentir ese olor a miedo, y mi lobo quiso ir a abrazarlo, y tal vez fue instinto o no sé qué, que sin pensarlo lo hice. Rodeé mis brazos alrededor del pequeño cuerpo. Sentí como el niño soltó un respingo.

Omega (BeomHyun) Pausada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora