⟨The God of Order: Origin⟩ Engulfed in the Flames of One More Reunion.
[Hace unas horas...]
Devuelta a la gran montaña en la que se encontraba aquella casa rodeada de halos oscuros, se podía ver cómo un hombre con una altura de 1.95 metros tocaba la puerta tranquilamente, este sujeto usaba una capa con capucha de color marrón que cubría todo su cuerpo, a excepción de su boca y sus zapatos de color negro.
Al poco tiempo, una armadura plateada abrió la puerta, y nada más ver a la figura que estaba frente a el, se inco sobre una rodilla y habló.
- Wendl, señor, ¿A que se debe su visita? - Preguntó Krieger, el ahora conocido cómo "Wendl" sólo se limitó a suspirar y hacer un ademán con su mano, indicando que se apartara, lo cual hizo el caballero inmediatamente.
- Vine a hablarle a Laflamme, tu haz lo que desees - Dijo Wendl mientras pasaba al lado de Krieger, el cual asintió y fue a la mesa donde habían unos 3 panecillos, uno de ellos estaba a medio comer, otro estaba sin tocar y el último no existía porque sólo era el plato, el caballero se sentó en el que estaba a medio comer y se quitó la máscara, pero ahí Wendl dejó de prestarle atención.
Caminó hasta una de las 3 puertas de habitaciones que había en la casa y la abrió, dejando ver un cuarto en lamentables condiciones, con grietas en sus paredes cómo si las hubiesen golpeado con furia, además de que no había más que una cama y una mesa con una lámpara y un marco con una foto en toda la habitación.
Sentado en la cama estaba un peliazul con una chaqueta azul y gris, camisa gris y pantalones negros con franjas blancas, no tenía zapatos por lo que iba en un par de calcetines, su puntiagudo cabello estaba desordenado y las ojeras debajo de sus ojos eran muy notables.
Estaba en posición fetal, apoyando su cabeza en sus dos piernas, apretaba sus rodillas con sus dos manos con tanta fuerza que parecía que las iba a desgarrar. Bladimir Newld notó a Wendl y lo vió por unos segundos con los ojos muy abiertos, para luego volver a entrecerrarlos, desviar su cabeza a otro lado y bajar sus piernas de la cama, poniendo sus manos a sus costados y esperando las palabras del encapuchado.
- Krieger me informó que te niegas a ir a colocar el segundo Pilar, eso es un gran problema, porque irás de todos modos - El contrario inmediatamente volteó otra vez su mirada hasta el encapuchado, con una expresión sorprendida e indignada - Y replicarme no hará nada, sabes muy bien el trato.
Blad apretó los dientes y se levantó, aún con su altura inferior a la de Wendl, se colocó frente a el y lo señaló con un dedo acusador, claramente ofendido - ¡Mira, Wendl, YO. NO. IRÉ. A TUOH! ¡Ese lugar no ha hecho nada más que darme dolores de cabeza por los últimos años! ¡Puedes pedirle tranquilamente a Riuwik que lo coloque, no tienes razones para que yo sea el que tiene que ir!.
El jefe mantuvo una mirada tranquila antes de agarrar el cuello de la chaqueta del peliazul y ponerlo a la altura de sus ojos, unos brillantes ojos morados con una pupila en forma de rombo que causaron miedo en Bladimir - Escúchame pequeña rata, vas a respetar mis órdenes porque yo te di lo que necesitabas, te di una oportunidad, sólo te pedí- - El jefe fue interrumpido por una gran llamarada saliendo de la boca de Bladimir, la cual incineró la capucha que ocultaba su rostro y forzandolo a soltar al peliazul, el cual estaba apunto de hablar, sin embargo la mano de Wendl agarró su mandíbula y la arrancó de un tirón.
Por el indescriptible dolor, Bladimir retrocedió y cayó al suelo, en un abrir y cerrar de ojos su mandíbula se encontraba otra vez en su lugar, pero el shock no le permitió reaccionar, sólo lo hizo cuando un enfurecido jefe agarró los costados de su cabeza y lo acercó a la suya, podía sentir como sus mejillas ardían causándole un gran dolor - Te pedí que obedecieras, y eso vas a hacer ¿Entendiste o tengo que desfigurarte otra vez?.
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The God of Order (TGoO)
General Fiction-ORIGIN- Imagina esto, toda tu vida has sido una persona normal, sin preocupaciones mayores y pasando el tiempo con tus seres queridos, todos son felices con aquella simple vida que el mundo te dio. Ahora, si te dieran la oportunidad de dejar todo a...