Un simple abrazo

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El hospital llamó a Yoongi de madrugada, informándole de que su padre había muerto hacía apenas diez minutos.

El alfa se levantó de la cama, diciéndole a la enfermera que iría enseguida. Se vistió en cuestión de segundos, saliendo de de la habitación y parándose frente a la puerta donde dormía Jimin, vaciló unos segundos, cambiando de parecer y dirigiéndose hacia la habitación de Hoseok. Entró pero no encendió la luz, distinguiendo en la penumbra la silueta del omega durmiendo profundamente. Se acercó al borde de la cama, y aunque no podía apreciar bien su rostro, permaneció quieto observándolo brevemente.

—Hoseok, Hoseok... —le llamó mientras le zarandeaba el hombro con suavidad. Este despertó sin alterarse.

—¿Qué? ¿Yoongi? —habló este, desconcertado.

—Necesito que hagas una cosa por mí.

—¿Qué pasa? —preguntó, adormecido.

—Me han llamado del hospital, mi padre ha muerto.

—¡Oh, no! Yoongi...

Con esa noticia se despertó de golpe, levantándose y queriendo decirle algo, pero no se le ocurrió el qué.

—Escucha, ahora iré para el hospital, tengo que hablar con los de la funeraria para organizar el velatorio y el entierro —explicó, dejando los lamentos para después—. Estaré muy ocupado, pero para el mediodía, quiero que vengas con Jimin al tanatorio. Siento tener que dejarte esto a ti, pero tienes que contarle lo que ha pasado. No ahora, pero cuando despierte.

Hoseok escuchó con atención, asintiendo.

—Lo haré.

—Gracias.

Con esto, Yoongi quedó satisfecho. Quería llevar esa situación lo más fácil posible, por ello tenía que ir solo. Antes de irse pero, Hoseok le preguntó:

—Tú... ¿Estás bien?

El alfa simplemente hizo un gesto vago con la cabeza, cerrando la puerta con un golpe seco. Hoseok reaccionó tarde, saliendo de la cama rápidamente y abriendo la puerta justo para ver a Yoongi ponerse la chaqueta.

—¿No prefieres que se lo cuente a todos?

—Jungkook no llegó a conocerlo, y Taehyung... díselo, pero no sé si querrá ir. Lo vio en contadas ocasiones —respondió, cogiendo las llaves y yendo hacia la entrada.

Hoseok quiso acompañarlo, no quería dejarlo solo, pero este vio venir sus intenciones, deteniéndolo antes de que diera un paso adelante.

—Quédate —pidió con impaciencia—. Jimin te necesitará más que yo.

Y dicho eso, abrió la puerta y se marchó para el hospital. El omega permaneció en el pasillo a oscuras, pero pronto regresó a la cama, viendo que todavía no eran ni las cinco de la madrugada. Durmió un par de horas más, despertando a las ocho cuando oyó ruido afuera de la habitación. Tan temprano por la mañana solo podía ser Jimin, así que salió de la cama, se puso las zapatillas y se preparó para darle la triste notícia.

En el comedor, Jimin limpiaba los cristales de las ventanas, absorto en su tarea hasta que Hoseok apareció por la puerta.

—Buenos días, Hoseok.

Hoseok no le devolvió el saludo. En su lugar, se acercó a él y le tomó de la mano.

—¿Hobi?

—El señor Min murió esta madrugada. Yoongi está en el tanatorio.

La reacción de Jimin fue parecida a lo que había imaginado. Negó con la cabeza varias veces, murmurando que no era posible, pero al ver que Hoseok le miraba con lástima, acabó por abrazarse a él y romper a llorar. Le llevó tiempo calmarlo, sobretodo porque en estas ocasiones, no encontraba palabras de consuelo. Después de media hora y habiendo preparado un té muy fuerte para Jimin, le explicó que Yoongi les esperaba al mediodía para el velatorio.

Nuestro amor imperfecto {yoonseok}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora