Capitulo 4 El pasado y un pretendiente con venganza...

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"...Todo comenzó con un sentimiento...ahora solo se endureció en tu corazón...y ya tiene nombre...es amor..."

-Kakashi...

-¿se encuentra bien?-le pregunto mas incomodo de lo que debería, sintiéndose nervioso, mas cuando, los predominantes pechos de la joven rozaban su torso, la suavidad de ellos le estremecía cada poro de su ser, queriéndose poner de pie lo antes posible, pero para su mala suerte, el vestido de la emperatriz estaba enredado en su cuerpo, ella solo asintió para darse cuenta que se encontraba sin velo, tratando de moverse mas no podía- descuide, enseguida me muevo- hizo un pequeño movimiento para desenredarse lográndolo con algo de dificultad- notando que ella trataba de colocarse aquella tela para cubrir su rostro-¿Por qué te cubres el rostro?

-¿eh? Yo...¿y por que usted también lo hace?

-yo pregunte primero

-yo le estoy ordenando-replico ella

-mire alteza, eso no le importa

-entonces tampoco le importa porque lo hago-respondió ella inflando sus mejillas –además...us...usted me mintió

-¿mentirle? Jamás le mentiría a su majestad

-¿no? Entonces ¿Por qué...nunca regreso después...de...de la guerra?

-eso fue por...

-se que usted tenía una vida, incluso una novia –respondió ella mientras el peli gris abría los ojos enormemente –pe...pero...usted me prometió que volvería después de la guerra

-volví

-pero nunca mas volví a verlo-contesto dolida-cua...cuando toda la legión regreso, lo busque y no le encontré, su...su..., padre me dijo que usted no volvería...¿era una niña caprichosa para usted?-le pregunto presionando fuertemente la falda de su vestido –responda por favor- pronuncio exigente

-no- respondió poniéndose de pie, ayudándola a ella hacer lo mismo- nunca te encontré una niña caprichosa-confesó sin soltar sus manos – solo...no quería que vieras esto –le mostro sus manos sobre las suyas – están llenas de sangre, manos que no son dignas de tocar a alguien como usted

-Kakashi...sus manos no están con sangre, están limpias ahora

-majestad, sigo insistiendo que no...puedo estar aquí –respondió haciéndola retroceder un par de pasos para bajar la mirada y soltar sus manos para presionar su vestido

-esta bien-contesto –yo...yo...tengo que irme...con permiso- camino rápidamente pasando a su lado e incluso él vio como la lira había caído al suelo y estaba siendo abandonada por ella

-lo siento Hinata- poso una mano sobre su cara- yo no soy digno de ti

(...)

-madre, ya llegue- el peli rojo ingreso a su casa, un humilde hogar, donde sonrió ligeramente al escuchar el saludo de su madre, eso significaba una cosa, ella se encontraba bien, su mayor preocupación y gran ancla en su vida, acercándose a su habitación para saludarla como era debido

-hola hijo, ¿Cómo te fue?-pregunto con voz cálida

-bien madre, fui a ver la emperatriz

-que felicidad, eso te ayuda mucho para tu carrera como doctor, la recomendación de su majestad es muy importante

-también lo creo- se ruborizo un poco, notándolo fácilmente su madre

-¿Cómo esta su majestad?

-aparentemente esta bien-contesto algo distraído-su hermana nos interrumpió y tendré que ir otro día para terminar de revisarla-le explico

-ella es muy bonita ¿no?

¡Quiero sobrinos! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora