En La Calle 24, había una vieja malhumorada. Queja arriba, queja abajo, quejas y quejas en alto y chillando.
Caminando por La Calle 24, como cada tarde de sábado, paseaba la vieja con sus zapatos de charol bien atados. Gruñendo por lo bajo y caminando rápido, se quejaba la vieja de los perros ladrando.
Subiendo La Calle 24, no lo vio venir y pisó uno de esos indeseables regalos, que en ocasiones se dejan olvidados por los vecindarios. Con un traspié, al resbalar con la mierda, la vieja cayó de espaldas lanzando al aire una patada certera.
Casualidades de la vida, Firulais, alegre y contento, pasaba por allí en ese preciso momento y de un zapatazo bien dado en el hocico, cayó el chucho desfallecido sobre el pavimento. Lo que le pasara a la vieja, importa un pimiento. Menudo lío se armo en el vecindario por el asesinato del bendito perro, por culpa de un cagarro y el feo calzado de la vieja del barrio.
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El asesinato de mi perro© |COMPLETA|
Humor⚠️La autora no se hace cargo de traumas o dolores musculares por ataques de risa⚠️ ** Mi perro y una vieja han sido brutalmente asesinados. ¿Quién será el asesino? ¿Por qué lo hizo? ¿Cuál fue el arma homicida? Las respuestas a estas preguntas se ha...