Odine, era una estrella, preciosa e inalcanzable, brillaba de manera única y pocos tenían la dicha de ser alcanzados con tanta luz, hasta que por las desgracias del universo, la divina providencia la obliga a conocer a Theo, él, gravedad pura, de la...
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20h 57m 40s
-18° 33′ 44″
d e l o r i a n
— ¿Escuchan eso? — murmura la rubia refiriéndose a los demás quienes observaban toda la escena, algunos más divertidos que otros por la pantomima que se había creado en segundos — Les juro que solo escucho como un montón de mosquitos. — se señala el oído de pronto — Un zumbido muy molesto ¿Alguien tiene alguna cosa para espantarlos? — sin embargo, todos negaron ante su petición y solo se escuchó un bufido a su lado, de Theo quien comenzaba a hartarse de la actitud de la joven.
— Estás siendo muy dramática. — le soltó molesto.
— ¡Oh ahí está otra vez ese ridículo zumbido! — sacudió sus manos a su alrededor como si verdaderamente estuviera espantando insectos mientras se aganaba más de una carcajada ajena. Para celebrar la llegada del muchacho y el éxito de la misión, la reina había organizado un hermoso día de campo lejos de la ciudad y el castillo, justo en las montañas de Delorian las cuales estaban rodeadas de prados enormes y preciosos que eran besados por el sol en las tardes, pero esto no era un problema debido a que una brisa también lo acompañaba alejando cualquier indicio de calor en los campos perfectos para sentarse y mirar las nubes.
