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Despertó gracias a la alarma de su celular, se arregló lo mas rápido posible para ir a visitar a su amada madre, quien por circunstancias adversas terminó en el psiquiátrico. La mujer se encontraba muy lejos como para ir a verla a diario, la mejor institución mental de Shizuoka se encontraba al menos a tres horas de ida, si es que no era demasiado tarde como para toparse con más personas.

Con su chaqueta negra cubrió su cuerpo en la fría mañana, abajo traía puesto solo una camiseta debido a que el regreso sería caluroso, levantó la gorra de la chaqueta para cubrir su cabeza del viento y se dirigió finalmente a la estación de trenes. Las horas continuaban su curso y el aburrimiento era cada vez mas impresionante, se preguntaba que era lo que estaba haciendo su conejita lunar, de seguro dormía por su exhaustiva rutina diaria de ejercitar, estudiar y seguir ejercitando para estudiar otro poco antes de dormir.

Otra hora pasó y después de varios cambios de anden llegó a la estación correcta, caminó cerca de medio kilometro hasta llegar a la institución mental, ingresó al lugar abriendo su chaqueta debido al cambio repentino del clima. Firmó en el mesón el libro de visitas, con tranquilidad caminó al cuarto que su madre utilizaba, tocó sutilmente escuchando un suave "Adelante" de su parte.

-Hola, Mamá. -Dijo al abrir la puerta.

-Touya, que bien que hayas llegado.

La mujer de cabello blanco palmeó sus piernas con una cálida sonrisa en sus labios, Dabi se sentó a su lado y apoyó su cabeza sobre los muslos de su madre siendo recibido, Rei comenzó a acariciarlo con ese amor que le fue privado desde muy pequeño por su padre. Dabi no se atrevió a corregirla por su nombre, seguro le causaría una crisis de nervios.

-¿Qué tal te va con la competencia? 

-Va bien, practico mucho y voy a la universidad por internet para tener tiempo de trabajar y practicar, lo tengo todo muy equilibrado. 

-¿Y ya has hablado con tú padre respecto a su discusión?

Un silencio sumió el lugar, las caricias no pararon, pero sentía que el tiempo se detuvo por un segundo, como si el piano de la vida tocara una melodía pesada. Se levantó para apoyar su cabeza en el hombro de su madre, suspirando y frotando una de sus manos contra su cara.

-No voy a hablarle nunca más, lo he decidido -Afirmó sin dudas en sus palabras.

-Deberían hablarse para pedir perdón, no es bueno vivir con rencor en tu corazón.

-Me echó de la casa porque no quería a un hijo insubordinado y "Gay" -hizo comillas con los dedos-, no entiendo porque piensa que el patinaje es de mujeres y homosexuales, es ridículo, es un deporte y es lo que me hace feliz. Por lo mismo no hablaré con él hasta demostrarle que puedo ser mucho mejor que cualquier cosa.

-Tú padre es... un hombre muy severo, el poder le ha dado un pensamiento equivocado, pero aún así lo perdoné por todo lo que me ha hecho en estos años. Deberías de hacer lo mismo.

-No deberías hacer eso, él es malo para todos, mamá.

-Simplemente se desvió del camino, no deberías odiarlo, se positivo, piensa que ahora eres independiente y sabes darle el valor al dinero que ganas para vivir feliz. En el futuro, cuando seas un patinador famoso, podrás decirle lo equivocado que estaba al ser tan estoico con la educación que les ha dado.

...

En algún lugar de la casa Midoriya, la señora Inko grita emocionada, despertando a su hija con una patada en la puerta de su habitación. La peliverde apenas levantó la cabeza de la almohada sin entender que pasaba, ¿Otra vez se había colado un mapache a la cocina?

Hielo Rosa Para DekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora