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Izuku era esa típica chica tímida, quien todos creían no tenía nada de especial y era solo una nerd de buenas calificaciones y obsesiones raras, pero por culpa de cierta persona, nadie deseaba conocerla en verdad.

Con el tiempo y malas influencias, Katsuki pensó lo mismo, creía que ella era una inútil a pesar de los sentimientos que tenía por la misma, incluso luego de infundir los rumores sobre sus deseos de ser una patinadora olímpica y lograr que la acosaran (incluyéndose), pensaba que no debía estar junto a ella a pesar de conocerla y saber lo capaz que era. Jamás serían amigos otra vez, a pesar de conocerse desde la infancia, sus deseos de ser una pareja no se sobrepusieron al hecho de que ella era vista como una inútil.

La pobre chica no aguantó el tercer año de escuela media, desapareció sin dejar rastros de su existencia, profesores o compañeros, sus propios padres no estaban enterados de la situación. Katsuki, quien vivía cerca, por preocupación (disfrazada de curiosidad) se acercó a la casa de la chica y se percató de un cartel rojo que aclaró sus dudas.

"Se vende".

El camión de la mudanza se estaba yendo y la madre de la chica terminaba de empacar sus cosas en el auto, vio al chico con pena y enojo, ¿Cuándo los niños pasaron a ser crueles? Solo por deseo de su hija no fue a acusarlo con su amiga Mitsuki para que le diera una lección, la respetaba demasiado como para provocarle ese dolor. Su niña no estaba interesada en regresar a la escuela después de ser acosada, ni siquiera quería terminar su último año. Al saber quien era el responsable de todo aquello tras obligarla a confesar, supo que no logró proteger a su pequeña como debía, encargarse de darle un lugar seguro es la prioridad, en especial lejos de ese ambiente y de aquel bullying.

-Espero que estés contento, Katsuki. Ten un buen día.

Fueron las únicas palabras que salieron de su boca dirigidas hacía él, se metió al auto prestado sin mirar atrás. Bakugou logró ver a una persona con una capucha negra en el asiendo del copiloto, su vista baja apenas le permitía ver los destartalados rizos verdes, esperaba que se tratara de Deku, pero el orgullo le ganó y no se atrevió a correr para disculparse por sus acciones o siquiera descubrirlo.

Se alejó de la casa con un dolor en el pecho, él sabía que debía parar, había llegado demasiado lejos por culpa de su creencia de superioridad, alejó a la chica que le gustaba por una tontería y ya no tenía como arreglarlo, ni siquiera tenía el nuevo número de Deku para pedir disculpas.

El año terminó y no fue capaz de olvidarla, catorce años no pasarían en vano. La única persona que le demostraba amabilidad y no por buscar fama a su lado, a pesar de ser golpeada y arrojada al suelo cuando eran niños, que se levantaba para continuar atrás de él. Sin saberlo, ella era su única amiga y lo arruinó, arruinó la amistad más honesta y real que había tenido, cualquier oportunidad de estar juntos se había cortado ahí. 

Tampoco lo admitió, el gran Bakugou Katsuki nunca se equivoca.

Un año más tarde, entró a esa academia que tanto deseaba, aún así sentía un vacío en el pecho, ¿Cuándo fue que la vio por última vez? Ya casi dos años desde que se fue a un lugar donde no pudiera encontrarla y menos a donde pudiera hablarle.

Con molestia y un semblante de molestia, arrastraría los pies por la escuela eternamente, ignoró las voces de los compañeros que lograban tolerarlo, rumoreaban de la nueva alumna que se uniría en una semana a su clase, decían que podía ser una chica con algo de fama según sus profesores, con menos razón le importaría acercarse a alguien así.

Obvio la agresividad de Katsuki no bajó al principio, sino que aumentó siendo desagradable, y a pesar de eso, su amigo pelirrojo aguantó su mal carácter hasta ver a quien en verdad estaba bajo la capa de odio y resentimiento, solo se trataba de un idiota que poco a poco bajó sus humos al notar que habían personas mucho mejores en ese lugar (un gran golpe a su ego).

Una semana después, en el salón 2-A había incertidumbre por la alumna nueva, la supuesta prodigio tanto en lo académico como en lo deportivo que retomaría las clases presenciales después de educarse en casa. Una dulce voz se escuchó por el pasillo, alguien se despedía de un tal David o algo así. Tres golpes resonaron contra la puerta.

El profesor la dejó pasar, una chica de cabellera verde se adentró al salón, llevaba el uniforme completo, a excepción de una chamarra de color gris en vez de la chaqueta regular de la escuela. Sus orejas estaban perforadas con unos pendientes diminutos, otra cosa era que traía una bolsa de ropa además de la mochila.

Sorprendidos por su apariencia, sus compañeros murmuraban y con un golpe en la pizarra el maestro los hizo callar. Les resultaba impresionante ver a esa chica, era bastante linda y parecía interesante.

-Silencio de una vez, preséntate y siéntate.

-De inmediato, profesor. Mi nombre es Izuku Midoriya.

"Izuku" pensó el chico, quien levantó rápidamente la cabeza del escritorio y vio a la chica que lo tenía tan embobado, no podía ser verdad, ¿En serio Deku había regresado? ¿Eso era una nueva oportunidad?

-Me mudé desde Nagano para venir a esta academia y tener buenas referencias para el futuro, espero poder llevarme bien con todos ustedes.

Katsuki estaba que se levantaba de la desesperación por abrazarla y rogar su perdón. La chica se acercó al único asiento vacío (el cuál estaba por coincidencia atrás de él) y volteó su cabeza mientras ella acomodaba sus cosas con cuidado.

Esta lo miró sin darle mucha importancia a quien normalmente llamaría su "Amigo de la infancia", aunque bueno, nunca fueron amigos en realidad. Prestó atención a la clase, odiaba perder siquiera una palabra del maestro, menos por un idiota que no paraba de mirarla de reojo por encima del hombro.

Hielo Rosa Para DekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora