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La campana sonó para terminar la clase y en cosa de segundos varios se acercaron a la nueva alumna, quien apenas pudo voltearse para ir al baño (cosa que le resultó imposible). La chica hablaba tranquilamente, Katsuki aprovechó la oportunidad que se le otorgó tras verla algo abrumada. Izuku sintió un jalón repentino en su muñeca, cierto rubio que para su lamento conocía la estaba tirando, él echó al resto de sus compañeros para salir con la peliverde del aula.

Ella conoce la nada afable actitud de su "amigo de la infancia", trató de librarse primero con palabras, pero al ser ignorada y mandada a callar, logró soltarse de un solo tirón junto a una escalera, quedando ambos casi en un pasillo vacío.

-¿Se puede saber qué diablos intentas, Bakugou? -Preguntó, masajeándose la muñeca con su otra mano, observando al rubio con los ojos entrecerrados.

-¡¿Qué me pasa?! ¡Te fuiste sin dar ni una explicación! ¿Qué te pasa a ti?

-¿Y eso que? ¡Estaba en mi derecho! No es lindo que te traten feo todo el tiempo, ¿Sabes? Ni siquiera sé porque te molestas en primer lugar, ni siquiera fuimos amigos, ¿Qué acaso me extrañabas?

-Yo no te extrañé, tonta Deku.

Izuku le propinó un punta pie, quedando en ese pasillo con dolor mientras la chica se alejaba a toda prisa antes de que terminara el receso, ¿Cómo se atrevía? No tenía justificación para sacarla como si fueran cercanos.

-¡Entonces no te esfuerces en molestarme! Eso fue por casi dañar mi muñeca y hacerme perder el tiempo. 

Caminaría hasta el baño de chicas más cercano, estaba algo perdida, pero una chica de cabello naranja le apuntó donde quedaba, mientras callaba a su compañero de cabello rubio que se burlaba de que no supiera algo tan básico, en su mente lo agradeció. Al salir de ahí murmuraba mientras regresaba al aula, llegó a golpear a Baugou Katsuki, su ex bullying de la escuela media, ¡Nunca lo hubiera imaginado! Esperaba que nadie lo hubiera visto o algún maestro la reprendería por agredir a un compañero (Aunque no negaba que se sintió un poco bien con eso).

En efecto, estudiar en una academia era más extraño que hacerlo en casa.

Volvería a su asiento y seguiría conversando con sus compañeros sobre su reciente llegada a la ciudad, explicando que en realidad ella era natal de Musutafu, solo que por motivos personales debió mudarse y regresar para seguir su segundo año. A lo lejos, notó a cierto chico que estaba sólo en su asiento, leía un libro sobre técnicas para ganar en el shogi, le recordó a su Yo pasada en la escuela media, cuando nadie quería acercarse para hablar.  Con un simple "Disculpen" se levantó del asiento y se acercó al chico, quien no le prestó la más mínima atención, se notaba concentrado. Por alguna razón se le hacía bastante conocido, no sabría explicar en donde lo había visto, solo tenía un rostro algo familiar.

-Oye tu, chico serio.

Alzó la mirada con lentitud, ella le dedicó una sonrisa afable. Apoyó ambos codos sobre la mesa del contrario, quien retrocedió un poco. De reojo vio la letra del chico, para ser un muchacho si que escribía con organización, no como ciertos tipos que conocía. Posó su mentón sobre ambas manos para hablarle, observando el libro que el contrario sostenía para sacarle charla.

-¿Te gusta el Shogi? ¡Eso es increíble! He oído que debes ser muy inteligente si lo juegas, un amigo mío dijo que es divertido si lo juegas con la persona correcta, pero que debes ser precavido ante los movimientos de tu oponente, ¿De verdad es eso así? ¿Es como una especie de regla del juego? -Paró de murmurar cuando notó que la miraban, avergonzándose un poco por ello.

-Solo es un juego como cualquier otro, no tiene tanta lógica.

La campana sonó, obligando a la chica a levantarse de ese asiento prestado para volver al suyo, claro, no sin antes pronunciar una frase en dirección de su compañero.

Hielo Rosa Para DekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora