Karim Flam

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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:

εïз)Karim x lectora.

εïз)Tiene +18.

εïз)¡Espero que les guste mucho!

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"Rezos en murmullos"

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"Rezos en murmullos". 

Encontrar en su cuerpo el lugar en concreto en donde su placer se estaba concentrado era por sí solo imposible cuando su cordura se tomó un descanso para darle su sitio al placer invocado por dos amantes en el extremo de lo inusual.

Karim mordió su labio inferior, cerró sus ojos y entre sombras mal puestas, volvió la mirada a la puerta de su habitación, asegurándose de que antes hubo puesto el seguro en ella.

Conocía muy bien su lugar como sacerdote en la primera brigada, puesto compartido con el resto de sus amigos, pero en ese momento no encontraba mayor deleite que en los labios de la castaña que, de rodillas, se mantenía ocupada con su entrepierna.

—Sabes... —dijo ella, con un poco de dificultad como si tuviese la boca llena y el aliento pesado. Karim sintió sus brazos temblar tras colocar en ellos su peso, semi recostado en la orilla de la cama con las piernas bien abiertas—. Todas las mañanas me gusta verte rezar...

El joven ahogó un jadeo. De pronto, cuando ella introdujo su intimidad en su cavidad bucal, Karim se estremeció, sintiendo una descarga eléctrica recorrerle desde la espalda hasta todos sus miembros, creando un remolino de cosquilleos placenteros en su abdomen.

Estaba duro, y más deleite experimentó cuando percibió su miembro atrapado entre la garganta de la chica y su lengua, con experiencia moviéndose con detenimiento, como si quisiera memorizar ese dulce sabor que su cuerpo producía.

Entonces su cuerpo se tensó, y pronto fue liberado por la mujer, quien elevó la mirada sonriente. Atrapó su erección con su diestra, estimulándolo con cuidado, estudiando también su desnudez y sus músculos siendo recorridos por sutiles gotas de sudor.

—Tu boca... —murmuró Karim, encogido de hombros y con un brillo suplicante en su tono de voz.

Ella ladeó la cabeza con ternura, sin perder conocimiento de lo rápido en que habían caido en esa situación y cómo sus ropas reposaban en el suelo formando un camino en dirección a la cama.

—¿Mi boca? —preguntó ella—. ¿Quieres que rece para ti con ella?

Ante la provocación, el capitán sintió especialmente la burla en ella. La mayor parte del tiempo se consideraba un hombre sensato y adepto a las formalidades requeridas para su puesto, pero cuando se topaba con ella dentro de la iglesia, era como si el sol saliera de noche y la luna de día; perdía no solo el control de su corazón, sino también de su cuerpo y se convertía en algo que llegó a desconocer, pero bien saber disfrutar.

Mentalmente negándose a caer en la invitación, Karim no pudo soportar más.

—Sí... —respondió casi en un suspiro—. Quiero que mames con tu boca, deja las manos.

Eran las palabras que tanto deseaba escuchar la castaña. Bombeó tan solo un poco más y tras colocarse un mechón de cabello tras su oreja, brindó una lamida con desespero de la punta hasta los testículos.

Karim sintió un ataque fuerte, sus piernas temblaron y llegando a los lindes de su orgasmo, la castaña se apresuró a introducirlo a su boca para saborearlo nuevamente con entrega y pasión.

—Correte, y en tu placer reza por mi —dijo ella, con dificultad, logrando calentar los oídos del peli azul.

La hermosa expresión de Karim, llena de vergüenza y disfrute, fue todo un poema digno para reyes que solo la castaña presenció. Al dejar salir su semilla, él arqueó la espalda, todavía sintiéndose atrapado por la humedad de la fémina.

Ocurrió tan rápido, que el perfume del sudor de sus cuerpos los embriagó todavía más al punto de unirse por sobre las blancas sabanas, olvidando por unos momentos, sus puestos y otorgando su atención a los sentimientos que los unieron desde que ella había sido asignada a la primera brigada.

El día en que ella llegó y lo encontró rezando en murmullos al lado de sus compañeros frunciendo el ceño, pudo ser, sin duda alguna, el momento correcto en que el Dios del sol perdonaría sus pecados a nombre de su amor.  

  

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