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Me cuesta mucho aceptar que ese día regrese con un amargo sabor de boca y no era justamente por el café que tomé.

Me molesto sobre manera que no quieras pasar todo el día conmigo, y vaya día que te esperaba.
Lo había planeado todo para que esa noche estuvieras en mi cama gritando de placer, pero no. La señorita tenía algo muy importante que hacer y aun cuando insistí para que me lo dijeras, no lo hiciste.

Pase el resto de la tarde pensando mil razones por las cuales no quisiste acompañarme ¿un novio quizá?
Lo dude, pero aún si así fuera sabía que no era un problema para mí.

Fuera lo que fuera tenía todo el tiempo del mundo para dedicarme a llevarte a mi cama y los dos sabemos lo aferrado que era, que soy.
Al día siguiente tenía claro lo que iba a hacer; averiguar más sobre ti. En otras circunstancias hubiese mandado a mis hombres a hacerlo, pero como  tenía vacaciones decidí hacerlo yo mismo.

Me pasé todo el día espiandote, realmente eras la mujer más aburrida que había conocido. No tenías muchos amigos, sólo Claudia que descubrí era tu compañera en el trabajo de mesera que tenías, mas de una vez te descubrí revisando el celular, esperabas mi llamada y eso me dio satisfacción.

Te haría sufrir un poco y la investigación duró una semana y para entonces estaba seguro que ya sabía todo de ti, en conclusión  eras el aburrimiento en persona.

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