matter of time II

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Annabeth se despertó con una sonrisa, sus compañeros de cabaña estirándose y bostezando no muy entusiasmados por seguir con sus actividades de hoy. El campamento siempre tenía una sensación diferente en los meses de invierno, mientras que el verano traía emoción y las posibilidades de llevar una vida normal durante el resto del año, el invierno traía menos esperanza; pero aparte de eso, había una cierta incertidumbre que rondaba el campamento. Esto se había intensificado recientemente con el Olimpo quedándose en silencio. Annabeth había estado teniendo sueños extraños y todo el campamento parecía estar conmocionado, sin embargo, el espíritu de Annabeth estaba alto. Nada podría sacarla del ensueño en la que había estado flotando desde su beso de buenas noches junto a su cabaña.

Annabeth saltó de la cama y luego de ducharse, se dirigió a la casa grande para recoger los formularios de inspección de cada cabaña. No le había dicho a Percy que le tocaba hacer el trabajo para poder sorprenderlo en su cabaña, no podría quedarse mucho tiempo, pero valdría la pena.

Quirón estaba sentado en su lugar habitual frente a su escritorio, estaba en su silla de ruedas, lo cual era inusual, ya que generalmente asumía su verdadera forma de centauro en los terrenos del campamento.

—Buenos días —dijo ella, mientras asomaba la cabeza por la puerta.

Quirón le hizo señas para que entrara. Annabeth recogió los sujetapapeles para cada evaluación de las cabañas.

—Por favor, asegúrate de que la Cabaña Tres sea tu última parada. —dijo Quirón ligeramente—. Pero no tardes, Annabeth.

Annabeth mostró una sonrisa culpable. No era ningún secreto que Percy y ella estaban saliendo, fue una gran noticia en sus primeras semanas, Annabeth había contado trece apuestas que se habían ganado a costa de ellos. Quirón era probablemente el partidario más reservado de su relación, aunque aveces solía ignorar cuando ellos rompían alguna que otra regla mínima, (como permanecer mucho tiempo a solas) A favor de que al menos por un rato, solo fueran niños enamorados.

Annabeth, sintiéndose culpable, recogió los portapapeles y recorrió las cabañas. La inspección no solía llevar tanto tiempo, pero desde que se agregaron las demás cabañas era bastante lenta. Annabeth había terminado de evaluar cada cabaña y con una sonrisa, sus ojos se posaron en la última de su lista, "Cabaña tres". Sostuvo el portapapeles cerca de su pecho mientras se encaminaba a dicha cabaña.

Se cruzó con algunos de sus compañeros de campamento en el camino, sonriéndole y saludándola, algunos la miraban con malicia para burlarse de ella.

—¡No cierres la puerta, Annabeth!

—Está bien está bien, vuelve a tus asuntos. —Ella ponía los ojos en blanco, pero se reía con todos. Cuando llegó a la cabaña, el aroma a mar llenó sus pulmones. Annabeth llamó con cuidado a la puerta. Silencio.

Dioses, todavía está dormido, pensó mientras golpeaba aún más fuerte la puerta. Todavía silencio. Annabeth finalmente se rindió y abrió la puerta de la cabaña. Sus ojos miraron felices hacia la litera de Percy. Su rostro cayó y sus rodillas se doblaron. Annabeth había sentido el peso del cielo sobre su espalda, pero nada se podía comparar con la sensación que ahora cargaba sobre sus hombros.

Aprendes a nunca confiar en los misterios alrededor del Campamento Mestizo, nada de lo que sucedía dentro de esos terrenos era accidental. Annabeth se quedó atónita frente a la cama de Percy aún intacta. Perdió la noción del tiempo que estuvo parada allí, intentando dar sentido a lo que había pasado. Ni siquiera se dió cuenta de que estaba llorando hasta que enfocó los ojos en Clarisse, que la estaba mirando a través de la puerta abierta.

Clarisse estaba decidiéndose entre simplemente darse la vuelta y alejarse, pero vio a Annabeth romper en sollozos y corrió a ver cómo estaba. Se dio cuenta de la cama intacta y vacía de Percy cuando llegó.

—¿Que mierda...?

Clarisse se arrodilló junto a ella, y permitió que llorara en su hombro. No pasó mucho tiempo antes de que Annabeth saliera de su tristeza y mirara a Clarisse a los ojos con determinación y desesperación.

—Dile a todo el mundo, ahora. Tenemos que encontrarlo —dijo con severidad.

Ella asintió y ayudó a Annabeth a ponerse de pie. Annabeth se sacudió sus jeans, y echó una última mirada a Clarisse con agradecimiento, antes de salir disparada por la puerta.

—Quirón —llamó desde la puerta, sus ojos se tornaron tristes y fríos al ver a Annabeth en tal estado.

—¿Qué pasa, Annabeth? —cuestionó con tono preocupado y levantándose de su silla de ruedas.

—Es Percy, él ... se ha ido. No esta —dijo entre dientes, justo antes de comenzar a sentir que el peso sobre sus hombros se hacía más pesado.

—¿Como que no esta? —cuestionó cuidadosamente colocando su mano en el hombro de Annabeth.

—No está en su cabaña, su cama esta intacta —logró decir apenas. Quirón echó un vistazo a la cara de Annabeth y miró una campana enorme en la esquina del estudio. Tiró agresivamente de la cuerda y dio una alarma en todo el campamento.

Una vez que todos los campistas se reunieron con éxito en el centro del campamento, Annabeth habló.

—Percy desapareció, no sé dónde está, no está en su cabaña y la última vez que lo vi anoche ...

Sonó un silbido entre la multitud, que era lo último que Annabeth necesitaba.

—¡Oye! Esto es serio, nadie sabe dónde está, por qué no está aquí, si es que...

Annabeth se detuvo, ni siquiera podía decir la palabra, la palabra que era completamente posible en este momento. Todos entendieron la gravedad de la situación. Unos pocos asentimientos y susurros más tarde y cada área del campamento tenía un equipo de búsqueda, a Annabeth se le dijo que no participara en la búsqueda, en caso de que encontraran algo malo. Pero, por supuesto, no lograron convencerla.

—Lo vamos a encontrar, tenemos que hacerlo.

One Shots PercabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora