Capítulo 5: Resignación.

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"Good omens pertenece a Neil Gaiman y Terry Pratchett; Serie de Amazon Prime"

Los ojos color violeta estaban fijos en los bífidos del demonio de cabellos rojos, ambos estaban lejos del rubio, quien yacía en la cama después de aquel momento de éxtasis, Crowley se veía preocupado, de un chasquido volvía a lucir con una bata, incomodo ante la obvia desnudez de Gabriel, quien entendió el mensaje y se vistió de un milagro.

— ¿Qué quieres hacer? — pregunto receloso el demonio — después de esto, ¿Cuál es tu plan para Aziraphale?, es obvio que no querías lograr inmunidad con esto...

— Yo...— Gabriel titubeo, el demonio lucía cansado, como si hablar con él significara un enorme peso en su espalda, el arcángel era un ser egoísta, sí, pero Aziraphale era feliz, de una manera ambos se complementaban, y 'él no era parte de eso, no después de ver el rostro del rubio están pleno en aquel acto por el demonio que lo veneraba.

— ¿Y bien? — comentó Crowley, estaba aquella sombra de nuevo, la de no ser suficiente para Aziraphale, la del peso de las decisiones que lo llevaron a ser un caído, el amor entre ellos hubiera sido diferente si él no fuera un demonio, y no cualquiera, el creador del pecado original.

— Amó a Aziraphale, pero es obvio que no es reciprocó — confesó el arcángel, los ojos del demonio se abrieron alarmados, lo sospechaba, pero la confesión lo tomó con la guardia baja — él aceptó con tal de dejarlos a los dos en paz, y eso haré, cumpliré mi promesa, y me marcharé al cielo.

— No te creo... yo no me marcharía, la codicia te consume Gabriel — reclamó el demonio señalando con el dedo al arcángel, quien imperturbable observó al ganador de esa competencia que se había hecho sin querer entre los dos — ¿Cómo sé que no volverás por más?

— Ese paraíso se me fue negado, demonio — sonrió de manera lastimosa — tengo las migajas de Aziraphale, eso es algo que debes de entender, nada puedo hacer ya, ustedes son libres, es un designio de Dios, mi bando no los molestara más.

Gabriel quitó la pelusa invisible de su traje, intentando parecer un tipo frio, uno que no le importaba que el demonio hubiera ganado el corazón del principiado, intentando olvidar lo vivido con él hace unos breves momentos que era la felicidad...

— Esta bien, tomaré tu palabra — le confió Crowley, espero no caigas, abajo te harían trizas en segundos, eres demasiado aseado para encajar — se burló.

— Hubieras sido un buen serafín Zebkiel*, lástima que estuviste con la gente equivocada, aún recuerdo que, desde entonces, yo había perdido contra ti — sonrió con arrogancia, claro que jamás se tragó el cuento de ellos de una "amistad" pensó que, como demonio, Aziraphale terminaría por odiarlo, siendo obligados a ser enemigos hereditarios.

Todo el cielo se equivocó con eso.

— Mierda... aun recuerdas mi nombre angelical — se mofó de aquellos recuerdos, aun dolía, amaba su trabajo, y la guerra perdida por los demonios acabó mal para todos.

— Nunca fuiste malvado, tal vez algo curioso, supongo que eras valiente hasta el final, príncipe de los serafines, que irónico, las cosas tuvieron muchos reveses para ambos...

— Si... es sin duda un momento muy loco, ¿quieres despedirte de él? — preguntó Crowley, dándole una última calada al hecho de compartir un gusto en común, los celos aún estaban ahí, pero él ya no había perdido la batalla, quería darle una última cortesía a su enemigo.

— No, si lo veo no querré irme, en ese aspecto considérate afortunado, tú puedes despedirte de él cada mañana, ¡adóralo como nunca, oh regresaré! — comentó mirando a Crowley con una ligera advertencia.

Triunfo-Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora