Capítulo 4: Perdedor y Vencedor.

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N.A. Canción de fondo para el momento "Stop" de Sam Brown

Disclaimer: "Good Omens es propiedad de Terry Prattchet y Neil Gaiman, una serie de Amazon Prime"

Aziraphale observo la cara iracunda de su demonio, este respiraba de manera pausada y peligrosa, sus ojos se veían amenazadores, y juro que, por un momento, sintió temor, en cambio Gabriel disimulaba muy bien su cobardía, su cara reflejaba una sonrisa burlona tan típica en él.

El rubio suspiro, el demonio quería su tranquilidad, y él también la deseaba, estar en quietud en su casa, comiendo platillos y en una densa platica con su demonio, leer un libro, salir a pasear en las calles, no preocuparse por que su pareja le rompiera el cuello a cierto arcángel presumido, pero que podría hacer, después de todo, dios había dado sus designios.

El principiado sopeso sus posibilidades, era uno sobre cien ganar de nuevo en una batalla contra el cielo, y ni hablar si se les unía el infierno, pero ahí estaba ese sentimiento de amor, volando en el aire, como si fuera ajeno a ellos, como si no formara parte del amor que generalmente sentía de su demonio. Era de Gabriel.

El arcángel miraba a Aziraphale, no sabía por qué había sugerido aquella estúpida idea, pero no podía retirarla, sentía que el demonio estaba más fuera de control, no quería estar en el mismo lecho que esa bestia fétida, pero por aquel rubio, se arriesgaría, Aziraphale era lo más cercano al amor que había experimentado en su vida celestial, y no quería quedarse sin esa oportunidad.

Pero como lanzarse a las barreras de lo físico, si en la sentimental no había ningún avance, el ángel lo seguía odiando, y el demonio dominaba en todo sentido, además él no tenia experiencia en los terrenos sexuales, en eso deducía que el demonio le llevaba siglos de ventaja.

A pesar de su apariencia imponente, Gabriel era un novato, un inocente.

Crowley quería escupir en el suelo fuego infernal, odio no tener los poderes de Hastur, definitivamente en ese momento habría de haber podido quemar vivo aquel idiota que proponía poner las manos delicadas y sosas en el cuerpo esponjoso de su ángel.

— De acuerdo — soltó Aziraphale, descolocando al pelirrojo, sintió algo que se resquebrajaba, es que acaso él no era lo suficientemente deseable, que no tenia la fuerza para enfrentar aquel terrible problema en el que estaban

Gabriel lo miro anonadado, pero noto que las cosas no eran tan normales como esperaba, en cuanto Aziraphale se acercó al demonio pelirrojo, este le extendió un brazo a Crowley para darle un abrazo, susurrándole algo al oído, que hizo que el demonio cambiara el gesto.

Esto no le agrado ni un poco al arcángel, Crowley se acercó a él, midiéndolo, entorno los ojos de serpiente, viéndolo con siseo de lengua.

— Aziraphale me dijo que acepta, tiene la retorcida idea de que después de esto, nos dejaras en paz, cuando veas que no conseguirás nuestros poderes con este intento tuyo por tocarlo — soltó cruel, Gabriel sintió una punzada en el pecho, sugirió involucrar a Crowley para que la escusa de los poderes sonara valida, pero ahora en ese momento se arrepentía, no le interesaba el pelirrojo, pero era un medio para llegar a Aziraphale.

— Aziraphale, quiero hablar contigo — sonó casi a una súplica, Crowley siseo, de una manera poco amable, el rubio le dio un beso en la mejilla que logro calmarlo, y se acercó a Gabriel, quien parecía intentar imponer una autoridad sin lograrlo, se fue relajando al ver que el rubio estaba asustado, suspiro — Vamos a poner las reglas de esto, yo nunca he tenido un acercamiento así.

Triunfo-Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora