# quinta forma

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661┆canon universe ☄︎fluff ⌇⸙͎ quinto día ೃ࿔ spoiler free ! ⌘caricia ˎˊ-

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Donde a Marco le gustan demasiado las manos de Ace.

S O R T I J A
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Marco. Ace. Marco y Ace. Ace y Marco. Los dos están sentados en la popa del Moby Dick, lejos del bullicio y del alboroto causado por sus ebrios nakama. Disfrutan de la soledad juntos, viendo la blanca y abundante espuma diluirse entre las gigantescas olas, intercambiando besos fugaces y disfrutando el resplandor de los luceros juguetones.

Marco. Marco es un hombre hecho de tranquilidad y de paciencia. No siente ninguna prisa al momento de tocar a Ace, porque piensa que debe tomarse el tiempo justo y preciso para recordar cada detalle de ese cuerpo celestial y grabarlo permanente en sus retinas. Le delinea las cejas, las ojeras, los párpados y las comisuras de sus ojos. Todo sin prisas, sin apuros, sin formalidades innecesarias.

Los dedos de Marco continúan el tierno recorrido por el rostro de Ace y se detienen en sus mejillas carmesíes y salpicadas con pecas. Las pellizcan, las agarran suavemente, hasta dejarlas aún más enrojecidas. Los dedos de Marco suben y se pierden entre el espeso y oscuro cabello del muchacho, desenredan sus nudos y exploran cada hebra y cada mechón. Los dedos de Marco descienden y finalizan el viaje en la sonrisa embobada de Ace.

—Oye, Marco…

Y aunque esos labios entreabiertos, finos y humedecidos suplican algo de atención, Marco los ignora y pone su cara adormilada en el cuello ajeno. Marco, internamente, agradece que Ace tenga una peculiar fobia a las camisas y siempre ande con el torso desnudo, eso hace que el trabajo de morderle los hombros sea más rápido y más fácil de realizar.

Reactiva el motor de sus dedos y baja por el antebrazo y aterriza en sus muñecas, como si los brazos de Ace fuesen su propia montaña rusa. Marco se embriaga con el olor a menta y alcohol que está impregnado en toda la piel del muchacho, y clava sus dientes para satisfacer los deseos que se están desbordando en su interior.

Ace. Ace oculta un bellísimo y milimétrico mapa que se despliega y cubre todo su cutis, donde sus remarcadas y azules venas son ríos infinitos y las pecas diminutas islas inalcanzables. Marco navega usando su lengua como bote, y rema, rema, rema, hasta llegar al manantial en el cual se encuentra el néctar más dulce del universo: sus manos.

Porque a Marco le encantan las manos de Ace. Y él, que nunca duda ni se arrepiente de nada, está muy seguro de que podría besarle las manos hasta que se marchiten y se vuelvan parte de la blanca y abundante espuma del mar.

Marco se pasea por sus nudillos, parecidos a pequeñas montañas invernales, y los escala uno a uno, contando cuántas arrugas se forman y cuántas líneas se entrecruzan para formar senderos. Marco, con mucha ternura y devoción, le besa el dorso; imitando los famosos y sofisticados saludos a la realeza. Ace ríe, avergonzado, pero no le dice nada y sólo lo observa atentamente.

La palma de Ace es cálida y reconfortante. Varias rectas paralelas la adornan y separan aquel territorio privado. La palma de Ace es cálida, y a Marco la sensación de sentir ese fuego entre su piel le fascina tanto, que reposa su rostro en ella. Ace tiene los ojos aturdidos y medio perdidos, así que Marco decide frotarse, como felino hechizado y mañoso, para que Ace entienda el mensaje. Acariciáme, acariciáme con esas hermosas manos.

Y tal como Marco lo pensó, ahora son los dedos de Ace que se mueven por todo su cuerpo, y le regalan, tranquilamente, dulcemente, delicadamente, bonitas caricias por todo su ser. Los dedos de Ace parecen lanzar chispas y destellos, y Marco se quema y se derrite, complacido y satisfecho de ser acariciado con esas manos.

Marco. Ace. Marco y Ace. Ace y Marco. Los dos están muy enamorados y sus caricias son el juramento de que su amor será eterno.

iba a poner algo sobre que Marco quería ver un anillo de compromiso en las manos de Ace, pero me deprimí porlo de Marineford y bAi

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iba a poner algo sobre que
Marco quería ver un anillo de compromiso en las manos de
Ace, pero me deprimí por
lo de Marineford y bAi.

¡gracias por leer!

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siete formas de encender tu corazón | marace weekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora