I. Destino Cruel.

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19 años después.

27 de septiembre del 2018

Narra Annel Brooks

Me encontraba sentada en una de las bancas del patio en el orfanato, el aire comenzaba a ser frío por la temporada de otoño que se acercaba. A pesar de que sabía que hoy era mi cumpleaños no me alegraba, me sentía tan sola y triste en este solitario lugar.

Los niños jugaban en la parte de adelante con las cuidadoras, siempre me hacían a un lado por ser mayores que yo, por fin iba a cumplir 6 años pero de nada servía por que me la pasaría sola.

Al frente mío a unos metros se encontraba el gran árbol de copac, sus hojas ya se habían caído desde hace meses pero me encantaba escalar cuando no se encontraba nadie a mi cuidado. Sigilosamente me levanté de la banca y corrí hasta el árbol, era demasiado grande para mi estando cerca de el.

Mire hacia atrás para ver si nadie venía, cuando por fin me cerciore de que todos estaban adelante, inicie la escalada. Lentamente subí hasta la rama más alta, mi peso no era un peligroso para que esta se rompiese. Trate de sentarme con cuidado pero mi pie resbaló haciendo que por poco caiga al suelo, de nuevo sentía la sensación de que alguien me observaba, pero siendo una niña no le tome importancia y me quede sentada observando todo el panorama desde mi lugar.

No tardó mucho mi tranquilidad cuando a lo lejos vi que venía una de las cuidadoras.

- Annel! ¿Dónde estás? - Rápidamente busque la manera de bajar pero mi vestido blanco se enredó con una rama pequeña.

Si me encontraban aquí arriba me iban a castigar por una semana, traté inútilmente de destrabarme pero de tanto forcejear, escuche el crujido de la rama quebrarse poco a poco.

Antes de que pudiera bajarme, la rama se quebró por completo y solo cerré los ojos esperando tocar el suelo. Al caer de un momento a otro sentí como alguien se abalanzó hacia mí y me abrazo, cuando abrí mis ojos me encontraba en uno de los pasillos del orfanato.

Mire por todos lados con asombro buscando a alguien pero nadie apareció, mi mente de una niña de seis años me hizo creer que había volado.

- Annel - La voz de la cuidadora me hizo mirarla - La señorita Nico te estuvo buscando ¿Dónde estabas?

- Volando señorita Mihaela.

- ¿Qué cosas dices Annel? - Preguntó la cuidadora riendo - Te han traído un pastel.

- ¿Quien?

Justo cuando iba a decirme quien lo trajo todo se volvió negro, ahora me encontraba en un lugar oscuro, mis pies se hundían en el agua del mismo tono que la habitación. Me incline para tocar el fondo pero al levantar mi mano note que estaba manchada de sangre, un grito ahogado salió de mis labios.

El sonido de la alarma hizo que me despertara, me talle los ojos con delicadeza tratando de acostumbrarme a la luz del sol. Una maldición salió de mis labios al darme cuenta que la ventana de mi habitación de nuevo estaba abierta, siempre se me olvidaba que tenía que arreglar la cerradura.

Me levanté de la cama rápido y me acerque para cerrarla, en el mismo lugar me estire para poder meterme a bañar. A las 8 en punto debía estar en la cafetería para empezar a recibir a los clientes.

Al entrar al baño hice mis necesidades y luego me metí bajo la regadera, el agua estaba fría pero ya me había acostumbrado. Ser supervisora de una cafetería me daba ventajas, tales como: rentar un departamento barato y pagar el gimnasio al que iba por las noches por no tener nada que hacer.

Almas Gemelas - Eres Solo Mia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora