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-¿Cómo te ha ido, mi pequeño ratito de sol de la mañanero? - preguntó Yibo, Zhan ya había pasado por el trasplante que necesitaba sin mayores complicaciones, y estaba en la camilla del hospital escribiendo en su cuaderno para pasar el rato.
Yibo se había pasado la tarde buscando un regalo para Zhan así que había llegado bastante tarde luego del transplante y de que el chico despertará, pero por fin había conseguido un peluche decente, un perrito de husky siberiano que era sumamente adorable.
Zhan rio por su apodo tonto y recibió el peluche con brazos abiertos, abrazandolo.
-Excelente, mi cachorro de lince ibérico.
-Oh, ibérico, como el jamón - dijo Yibo y Zhan rio muy divertido -. Que por cierto, tengo hambre, ¿Vamos a comer algo?
-Aún no me dan el alta, Yibo - dijo Zhan, el pelinegro hizo un puchero -. Pero cuando salga de aquí, sí, nene.
>>Oh, y mira, he escrito más poemas.
-Hacia mucho que no escribías poemas, Zhan-ge - comentó Yibo, se sentó en el borde de la camilla -. ¿Puedo escuchar uno?
- N-No está terminado - murmuró Zhan, negando.
-A ver~ - Yibo le hizo ojitos.
Zhan tenía las mejillas ya rosadas y comenzó a leer con su dulce voz.
-<<He caído de un acantilado, he aterrizado en tus brazos, tus manos han limpiado mis lágrimas, tus besos mi alma... En tus ojos hay una guía, grande mi suerte porque es mía, en tus manos acunas mi vida, en las mías conservó tus días >>
Yibo estaba ruborizado y sonreía como un tonto, Zhan lo miró con el ceño fruncido y apretando sus labios.
-No me convence....
-Es hermoso.
-Te dije que no está terminado.
-Te está quedando hermoso.
Zhan quedó sin palabras y rio totalmente avergonzado.
Quería que ese poema sea el mejor de toda su vida, que sea lo más acertado y bonito, porque era para su Yibo, para quien estaba con él en el momento más feo de su vida y aún así no huía, aún así lo amaba, aún así lo trataba de forma excelente.
-Es para ti - dijo Zhan, mirándolo a los ojos con una sonrisa.
Yibo llevó una mano al pecho y abrió la boca fingiendo gran sorpresa.
-¿Mí? ¿Yo? ¿Myself?
-Sí, tú, el idiota - contestó Zhan.
- Eso me ofende.
-Todo te ofende - Zhan se encogió de hombros.
-¿Sabes qué también me ofende? Que no te haga ni un puto poema porque soy un asco para esas cosas.
Zhan negó.
-Yo no necesito que me escribas poemas, nene, ya me tratas muy bien y me encantas, no necesito rimas, y tú tampoco, para demostrarme que me amas, eres así de maravilloso.
Yibo asintió ligeramente, e hizo un puchero.
-Iba a continuar diciendo que como no sabía hacer poemas pero sabía tejer... ¡Nos teji gorros de pareja! - dijo sacando una bolsa que traía escondida en su buzo y haciendo a Zhan reír.
-¿Otro gorro de pareja más?
-Pudrete Xiao, tú me convertiste en esto - Yibo sacó los gorros, uno era verde y el otro era rojo, y tenían un detalle que hacía a Yibo muy feliz -. Tienen orejas de gatito.
Zhan sonrió con ternura y tomó el gorro rojo, viendo las orejas de gatito que había tejido y cosido al gorro, y asintió encantado.
-Sí que somos unos tontos cursis - dijo Zhan, colocando el gorro y acomodando sus orejas al frente.
