Rufen no tenía duda de que ella era su hermana tan bella con su pelo negro y su piel pálida aun siendo humana tenía la esencia del demonio, al parecer las bestias la hicieron reencarnar sin ningún recuerdo.
-hola Evelin, adonde te diriges- pregunto rufen con un tono de vos muy suave.
-ya me voy a mi casa, creo que no debería estar hablando con un extraño no crees- pregunto un poco asustada, aun que sentía que ese hombre de pelo rojo era alguien cercano.
-si no deberías estar hablando con un extraño, pero creo que puedo ser un conocido- sonrío
-ya debo irme el autobús ya llego, hasta pronto chico extraño- se subió al autobús y se despidió con la mano y rufen le dirigió una pequeña sonrisa melancólica.
Al tiempo de que el autobús partió rufen se dirigido al hotel donde se estaba hospedando con su madre, aun no podía creer que había encontrado a su hermana ahora solo tenía que pensar, como hacer para que ella volviera hacer la reina demonio.
-la encontré madre- entro a la habitación.
- ¿Cómo está?, ¿cómo es? - pregunto muy emocionada.
-es igual a la Evelin que conocemos, nada más que sus recuerdos de su vida pasada no los tiene.
Luego de que rufen le contara todo a su madre, Evelin ya se encontraba en su casa, estaba en su habitación y se sentía un poco extraña como si alguien la estuviera observando, no podía dormir así que se dirigido a su escritorio y empezó a pintar, estaba pintando un hermoso rostro de un hombre el cual tenía una barba desgastada ojos azules y su pelo era negro como la noche sus facciones eran muy duras, pero aun así para Evelin era solo una ilusión de un amor que ha soñado más de una vez, cada dibujo que ha hecho de él, tenía a sensación de extrañarlo.
- ¿Quién eres y porque siento que te conozco? - derramo una lagrima.
Roma
Ya la he buscado casi por todo el mundo, aun no la encuentro, donde podría estar, la extraño demasiado, la necesito en mi vida, estos eran los pensamientos de sacia ya llevaba más de un año buscándola desde que se enteró que Evelin había reencarnado, ya en unos dos meses Evelin cumpliría sus 16 años de edad, en estos momentos sacias estaba en roma buscando algún paradero de su amada, sin saber que está cerca de ella, pero no lo suficiente, para descansar de su búsqueda entro a un bar.
-hola chico guapo- se acercó una mujer muy hermosa de ojos verdes, alta de pelo corto color rubio y de tés blanca.
-hola ¿Qué quieres? - pregunto sacias seriamente.
-nada solo quiero saber qué hace un hombre como tú, aquí tan solo- pregunto coquetamente.
-descansar que más podría hacer- sacias nunca ha dejado de ser déspota con otras mujeres.
-no has preguntado pero mi nombre es escarlata- sonrío con un poco de maldad en su mirada.
-lindo nombre escarlata, el mío es sacias dios de los dioses jajaja- soltó una carcajada.
-vaya un dios así que yo podría decir que soy una de las 4 bestias la menor talvez, la cual destroza todo a su paso, y tiene más que rencor que los demás- tomo su trago.
-como sabes de las bestias, donde leíste eso- pregunto sacias con un poco de curiosidad, pues que un humano sepa de las bestias es muy raro.
-soy maestra de literatura, se todas esas cosas, tranquilo no soy alguien mala, solo quería jugar un poco contigo- lo miro y sonrío, y le tiro un beso.
La bestia escarlata, desde que sacias nació se enamoró de él, algo que ninguna bestia puede hacer, pues estos son los que manejan todo lo que tenga que ver con el universo y si mesclaran sus sentimientos, todo podría salir de una manera traiga.
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las bestias, demonios y dioses
FantasíaHace mucho tiempo en la Hera de las bestias, existían los demonios y los dioses, eran tiempos de paz y armonía. Pero todo cambiaria de un día para otro cuando la hija del rey demonio rendo se enamoraría perdidamente del hijo del rey de los dioses He...