VII- Mew

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ᴰᴵˢᶜᵁᴸᴾᴱᴺ ᴸᴼˢ ᴱᴿᴿᴼᴿᴱˢ


Gulf parecía un poco sorprendido todo el camino de regreso a la casa de Thanya. Probablemente fue un poco abrumador; la cantidad de cosas que le había arrojado en un día. Pero estaba ansioso, masticando un poco, para comenzar el resto de nuestras vidas.

Cuando llegamos, Thanya entregó de mala gana a Alexander de vuelta a Gulf, ofreciéndose exuberantemente a cuidar niños en cualquier momento. Me reí entre dientes, acostumbrado a ella por encima de la energía y personalidad. Me sentí aliviado al ver la sonrisa que asomaba por los labios de Gulf y la diversión en sus hermosos ojos mientras observaba el huracán Thanya.

Había tenido suficiente de compartir a mi familia , así que los saqué de la casa de mi hermana y conduje de regreso al departamento. Cuando llegamos al estacionamiento, Alexander estaba profundamente dormido en el asiento de su coche. Gulf alcanzó su manija de la puerta y puse una mano sobre su brazo.—Yo lo haré—murmuré.

Sus mejillas se pusieron un poco rosadas, pero se recostó, cruzando las manos sobre su regazo. Rápidamente me dirigí a su puerta y la abrí, tomando su mano y ayudándolo a salir del auto.—Gracias—dijo y sus ojos se veían suaves y soñadores mientras me miraba.

Sonreí y lo besé brevemente, luego cerré la puerta y me moví hacia atrás, desabrochando el portabebés y sacándolo. Alcanzando detrás de él, agarré la bolsa de pañales de animales de circo de Alexander y la arrojé sobre mi hombro. Una vez que las puertas se cerraron y cerraron con llave, me di vuelta para ver a Gulf observándome con una expresión indescifrable en su rostro.

—¿Algo anda mal?—Pregunté mientras me acercaba a el.

El sacudió la cabeza y sonrió.—Eres una persona natural, que se desliza a la perfección en el papel de papá—Sus ojos se desviaron y un sonrojo atravesó las manzanas de sus mejillas.—Es sexy—murmuró, su voz tan baja que casi no lo entendí.

—Sexy, ¿eh?—Sonreí.

Hizo una gran producción rodando los ojos y dando vuelta para dirigirse al departamento.—No dejes que se te suba a la cabeza, Mew—advirtió sin mirar atrás.

Eligiendo no mecer el bote, lo seguí, con los ojos pegados al balanceo de sus curvilíneas caderas. Quería morder su lindo y pequeño trasero y agarrar esas caderas mientras lo follaba por detrás. Mi polla cobró vida ante la imagen de una mano roja brillante en la piel cremosa de su trasero. En los escalones, sacudí mis sueños lujuriosos y caminé con cuidado, luego por el pasillo y por la puerta principal.

—¿Debería ponerlo en su cuna?—Le pregunté suavemente. Intenté no pensar demasiado en el tiempo que me había perdido, pero pequeñas cosas como esta me recordaron y odié que no lo supiera. ¿Duerme mejor en el portabebés o en la cuna? ¿Tiene el sueño ligero? ¿Le gusta ser acurrucado, cantado, acariciado? Ni siquiera estaba seguro de si era su hora de la siesta.

Gulf deambuló hacia donde estaba parado y miró a nuestro pequeño niño, la adoración bañando su rostro. Joder, él era hermoso. Él pasó un dedo por su mejilla regordeta y sonrió cuando él arrugó su pequeña nariz de botón antes de volver a sentarse.

—Puedes dejarlo en el portabebés, no tiene sentido despertarlo para ponerlo en la cuna—Levantó los ojos y algo en mi expresión debió haberlo hecho notar mi lucha interna.

Agente|ᴹᴱᵂᴳᵁᴸᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora