Capitulo 5 ≈ Parque acuático.

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Bajé los escalones casi corriendo. Después de dejar el comedor subí a mi habitación para limpiarla. Cuando terminé fuí a la tercera planta de la casa para poder leer un rato y despejarme de todo lo que traía en mi cabeza. No fué hasta que me llegó un mensaje de Megan —diciendo que ya van por Roger y después pasarían por mi— que me dí cuenta que faltan diez minutos para las doce.

Demoré más de esos diez minutos en buscar ropa, no sabía cuál traje de baño usar y quería verme bien para Jorge. Cuando Megan vino por mi, aún me estaba cambiando.

—Ya estoy lista— dije jadeante. Los chicos estan sentados en el corredor de la casa esperándome. Solo falta ir a traer a Jorge.

—Cariño son doce y cuarto, ¿Que estabas haciendo?— comentó impaciente Alan.

—Perdón, me perdí leyendo y no ví la hora— dije en modo de disculpa.

—¿Nadamás van ustedes verdad?— preguntó mi abuela acompañándonos a la puerta.

—Si lo dice por el amigo ese de Nicol, no se preocupe— comentó Megan.
—Usted sabe que solo nos involucrados con personas como nosotros— ví como mi abuela se relajaba ante el comentario de mi Tasha. Si supieran que ella antes era pobre, no se cómo les quedaría el ojo.

El chófer de Megan abrió la puerta trasera, Alan, Roger, Tasha y yo subimos a la Suburban. Megan dió la orden de ir por Jorge y el chófer puso en marcha la Suburban, poniendo en el GPS la dirección del Little Caesars de Coyol, que es el nombre de la avenida donde se encuentra.

Cuando llegamos a la pizzería, vimos a Jorge sentado en la banqueta. Al verlo mi corazón comenzó a palpitar más fuerte. Eso no cambia en mi a pesar de dos años de estar en una relación. El simple echo de verlo me pone muy nerviosa.

Megan sacó su cabeza por la ventanilla de la camioneta para poder saludar a Jorge e invitarlo a subir.

—¡Hey Jorge, mueve tu trasero del suelo que tu chica te espera
adentro!— pude ver como sonreía por el comentario de mi amiga y enseguida se subió al auto.

Nos dimos un beso en forma de saludo y los demás empezaron a hacer comentarios como: no coman pan enfrente de los pobres y esperen a estar solos. Ambos reímos ante eso.

El auto se puso en marcha rumbo al parque acuático, en el transcurso el me abrazó y me tomó de la mano.
Ya son pocas las veces que nos vemos, por eso en cada encuentro disfrutamos al máximo de nuestra compañía como si fuera la última vez que nos fuésemos a ver.

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Me levanté a las ocho de la mañana. Temprano ayudé a mi padre en el taller para poder ganarme algo de dinero para comprar cosas para el sábado.

En el desayuno pedí permiso para salir con Nicol y sus amigos. No me pusieron tantos peros al saber con quién iría.

—Hijo, ¿cuando vas a traer a Nicol a la casa de nuevo? Hace tiempo que ya no viene— mi madre no sabe que su familia de ella no me acepta y no quiero que se entere o podría hacer que se sienta mal sentimentalmente.

—Nicol ingresó a unas clases extras, por lo que no nos podemos ver más seguido, pero te prometo que la próxima semana la traigo, ¿de
acuerdo?— no me gusta mentirle a mi mamá, pero no puedo decirle la verdad. A ella le cayó bien Nicol desde el primer momento en que la vio, a veces la traía a casa una vez a la semana, pero luego las cosas cambiaron por su abuelo. Asi que trataré de traerla a casa el sábado.

Cinco minutos antes del medio día salí de casa. Llevo ropa extra para cambiarme en el parque acuático.

No aguanto por estar con mi morena, se qué apenas la ví ayer, pero ya la extraño tanto, los dos días que nos vemos no son suficientes para llenarla de amor.

Más fuerte es el amor. (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora