Capítulo 12

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⚠ AVISO IMPORTANTE: este capítulo contiene descripciones muy gráficas de violencia.


12 | Blanco y negro

❝𝐅𝐞𝐚𝐫 𝐝𝐨𝐞𝐬 𝐧𝐨𝐭 𝐬𝐭𝐨𝐩 𝐝𝐞𝐚𝐭𝐡, 𝐢𝐭 𝐬𝐭𝐨𝐩𝐬 𝐥𝐢𝐟𝐞.❞

anonymous


El frío le caló hasta los huesos. Era una noche lluviosa, y a pesar de que le relajaba el olor a tierra húmeda y el sonido del repiqueteo del agua, estar en horario de trabajo con esas temperaturas no era de lo más agradable. Elliot se acarició los brazos ejerciendo una leve presión en ellas, como si eso fuera de utilidad. Traía una chaqueta gris, pero no era suficiente para él. Además, portaba también unas zapatillas finas que permitieron el ingreso del agua sin dificultad alguna.

Levi, a diferencia de él, llevaba un abrigo de cuero que le daba un aspecto más intimidante. "Detective de película" diría Elliot. Sonrió ante tal pensamiento.

-El olor me llega hasta aquí -se quejó Levi una vez se adentraron en el parking del edificio.

El espacio en el que se encontraban se sintió ajetreado. Se podían apreciar luces azules y rojas danzando por las paredes grises, y el eco que provenía de los telefonillos de los policías junto al murmullo de ciertas personas ajenas que pasaban cerca. Metros más adelante, se pudo visualizar con facilidad un cuerpo inerte con un charco de sangre alrededor.

-Vaya, pues sí que apesta. -Rio Elliot ganándose miradas de desdén de parte de los policías. Metió ambas manos en los bolsillos y tragó saliva con incomodidad. Sintió su estómago revolverse por el olor a hierro impregnado en la escena-. Mujer joven. Pero no tan joven como Max.

Levi asintió cuando llegó a su izquierda. Antes se había reunido con uno de sus compañeros para comentar por encima la situación.

-Trabajaba en el restaurante de comida rápida que hay arriba.

Elliot no dejaba de mirar el rostro pálido de la mujer. Le daba pena que una persona tan joven falleciera de tal manera. Llevaba puesto un jersey marrón sin cuello -aunque en ese momento se encontraba arrugado y sucio de sangre-, y un abrigo de lana abierto. Estaba tumbada en el suelo con las manos reposando en los lados de su cuerpo, y los ojos abiertos de pasmo. Sus labios agrietados mostraban sus dientes manchados del líquido carmesí.

Elliot se arrodilló frente a ella y ladeó la cabeza a un lado, captando la atención de su compañero. Alargó sus dedos frente a la muchacha y bajó sus párpados con gentileza.

-Está muerta. No mola dar miedo cuando uno está muerto.

Levi abrió y cerró la boca, completamente indignado por su comentario.

-¡Pero no la toques! ¡Ensuciarás la escena!

Elliot esbozó una sonrisa mirando hacia arriba.

-Los criminalistas ya han tomado nota. A estas alturas, tocar un párpado no cambiará nada.

-Da igual, no la toques.

Se impulsó hacia arriba con elegancia y estiró su espalda hacia atrás, como quien recién se despierta de una siesta.

-A ver, ¿dónde están nuestros brillantes criminalistas?

El caso de Max Denovan © 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora